Prohibido orinar

PARALELO 37 ·

Que alguien me explique cómo perseguir a toda esa gente sin escrúpulos, como los califica la prensa francesa

Miércoles, 6 de julio 2022, 00:14

Vaya con Abel Caballero, alcalde de Vigo. «Ya se acaban de poner las gafas de sol en la Estación Espacial Internacional», bromeó eufórico las pasadas ... Navidades después de inaugurar el alumbrado de la ciudad con 11 millones de luces LED y un alcance de 400 kilómetros de altura que no me extraña encandilara a los astronautas tan tranquilos e ingrávidos allá arriba. No contento con el lumínico despilfarro, el socialista nos tenía guardada para este verano una sorpresa en forma de multa de hasta 750 euros a quien se le ocurra echar en el Atlántico una meadita. Murcianicos y murcianicas, risas pocas que en 2017 fuimos pioneros y también noticia cuando al Ayuntamiento de San Pedro del Pinatar se le ocurrió incluir en su ordenanza municipal esta controvertida medida, la de hacer pis en el mar, digo.

Publicidad

Que multen a las ballenas que sueltan unos 970 litros de orina al día lo entendería, pero perseguir el inocuo pipí humano que es agua en un 95% y cuya composición en nitrógeno contribuye a la producción de amonio que sirve de alimento a las plantas marinas no es justo. Otra cosa es que los cerca de 8.000 millones de personas que habitamos la Tierra decidiéramos hacer pipí en la ría gallega al unísono, eso sí preocuparía. Además, que alguien por favor me explique cómo perseguir a toda esa gente sin escrúpulos, como los califica la prensa francesa, 'indélicats', dice, que se atreven a descargar en el mar sus vejigas. En una piscina todo es distinto: el cloro combina a las mil maravillas con el ácido úrico y juntos originan dos sustancias tóxicas: el cloruro de cianógeno, agente de guerra química, y la tricloramina que perjudica el sistema respiratorio e irrita la piel y las retinas.

Hasta 'The Times' y 'Le Figaro' han recogido asombrados la noticia de la prohibición en Vigo y de la que todos opinan, también la periodista Susanna Griso que el otro día en Antena 3 dijo: «Me gusta mucho nadar y voy bastante lejos. A medida que me voy acercando, cuando vuelvo noto que la temperatura va subiendo. Los meados cerca de la arena suben la temperatura». Tan fina y elegante que parece la chica y a saber en qué lugar de la Península se sumerge para encontrar el agua así de asquerosa y sucia. No sé ahora porque ando fuera pero en Cabo de Palos, donde vivo, hace un par de semanas el mar estaba helado por culpa de las corrientes que trajeron los fuertes vientos, también en la orilla: Susanna, es que allí todos somos buenos vecinos y antes de bajar a la playa hacemos pipí en casa como obedientes y educados niños.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad