Parlamento Plural y Pactos Poselectorales
Cs puede liderar la lucha por la eficiencia de la Administración y de los servicios públicos tanto con el PP como con el PSOE
Los procesos electorales de estos últimos meses confirman la mutación de nuestro sistema político. Desde 1979 hasta 2015 los dos grandes partidos (primero UCD y PSOE y luego PP y PSOE) sumaban más de un 70% de los votos, y los Gobiernos resultaron muy estables porque o gozaban de mayoría absoluta o eran sostenidos con apoyos puntuales de otros partidos, en particular de los nacionalistas. Ahora el escenario se ha abierto y tenemos un Parlamento más plural aunque más inestable. Algo que nos plantea el reto de llegar a pactos. Estos consensos son especialmente necesarios si tenemos en cuenta dos factores. Primero, que después de cuarenta años de democracia con profundos cambios sociales, políticos y económicos hay que adoptar algunas decisiones trascendentales con visión que supere el partidismo. Y, segundo, la ruptura provocada por los insurgentes catalanes a la que hay que dar una respuesta de Estado.
Para estar en condiciones de forjar estos pactos los partidos deben abandonar la lógica electoral y han de ser conscientes de que el consenso exige el valor de renunciar, al tiempo que han de saber hacer valer aquellos pilares que los definen ideológicamente. Esta tarea es especialmente importante para Ciudadanos porque tras estas elecciones asume una importante función bisagra, tanto a nivel nacional como en muchas autonomías. Podemos fracasó la legislatura pasada -recordemos cuando boicoteó el pacto PSOE-Cs- y ahora paga las consecuencias. Luchar por el liderazgo de un bloque político puede ser tentador, pero ser capaz de comprometerse con el interés general y de construir, incluso colaborando con los rivales que legítimamente representan a un sector de la población, creo que a la larga sería reconocido por los ciudadanos y ciertamente ayudaría a la estabilidad y progreso de nuestro país.
Personalmente, confío en que Ciudadanos esté en condiciones de asumir ese desafío. Los pilares que ha de reivindicar como propios son los del liberalismo social o democrático y regeneracionista. Esta calificación ideológica nos puede resultar extraña porque desde la Transición no había sido rescatada por ningún otro partido, pero a mí me evoca la mejor tradición que por ejemplo defendiera en su día Ortega y Gasset. Y ella le permite, sin perder su coherencia, pactar según el caso con PP o PSOE. En este sentido, las propuestas de Cs de bajada de impuestos y algunas otras medidas económicas pueden acercarlo al PP, pero en su vertiente social, que lleva a que defienda la Sanidad o la Educación públicas -sin menoscabo de la privada-, puede encontrarse con el PSOE. Además, en un hipotético pacto con el PSOE, el liberalismo de Cs podría servir para progresar en derechos civiles, aunque conteniendo ciertas medidas 'moralizantes' del socialismo más beligerante. A nivel nacional, la defensa de la unidad de España que tan claramente comparte con el PP, pero que tantos escollos suscita con el PSOE de Sánchez, puede resolverse en una apuesta conjunta por una racionalización federalizante de nuestro Estado autonómico. Y, sobre todo, Cs en mi opinión es un partido reformista. Así, Cs puede liderar la lucha por la eficiencia de la Administración y de los servicios públicos tanto con el PP como con el PSOE, y deberá abanderar las medidas de regeneración democrática (lucha contra la corrupción, contención de la partitocracia, independencia judicial y de ciertos organismos públicos, aforamientos y otras prerrogativas políticas...). Pero para ello tendrá que responder a dos preguntas clave: ¿allí donde durante décadas ha habido gobiernos hegemónicos de un partido es posible regenerar pactando con ellos? ¿Y puede regenerarse de la mano de Vox?
Yo tengo claro que no. Respondiendo a la primera, lo reconocía Daniel Kaufmann en una reciente entrevista a este periódico: «La calidad de una democracia baja cuando un partido está en el poder más de diez años». Y, en cuanto a la segunda, las medidas que propone Vox son exabruptos que no aguantan un análisis riguroso, de ahí que se califiquen de populistas, y se alejan del sentir de una mayoría ciudadana -que es lo que hay que unir-. En cierto modo, esa fue la lógica que guió a Cs en la formación del Gobierno andaluz -desalojar un partido hegemónico y excluir a Vox del gobierno-, y que ahora, tras las elecciones autonómicas donde varias comunidades, y en particular Murcia, se encuentran en esa situación, hago votos por que mantenga.