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Hay un escolio del colombiano Nicolás Gómez Dávila que viene al pelo (a la cola) de Pablo Iglesias: «Divisa para el joven izquierdista: revolución y coño». Pero eso solo reafirma lo de que Podemos fue un plan para foll... que se les fue de las manos. No digo yo que en los otros partidos no piensen en lo único, pero en Podemos parece una actividad más asentada, organizada y de plan quinquenal. Que no está solo el historial sentimental del gran jefe en general y el particular, lo del lío de la tarjeta sim de Dina Bousselham, a la que en lugar de un piso puso un periódico. No, hasta la abogada que compartían con nombre de Disney parece que tenía algo con Ignacio Stampa, fiscal anticorrupción al que llamaba Ironman. Ahora Marta Flor (en 'Bambi', Flor es la mofeta) ya no es la abogada de Pablo Iglesias, pero sí de Bousselham, aunque siga siendo abogada a sueldo de Podemos. Sí se puede (pasarse lo más elemental por el forro de la entrepierna).

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