Palabras profanas
Es increíble la degradación del sentido de libertad, que expresa una concepción individualista y superficial de la vida
Vivimos rodeados de palabrerías, mensajes vacíos y populistas. El uso del lenguaje como arma de manipulación ha sido utilizado históricamente por personas y movimientos de ... control de masas. En nuestro tiempo, hay quienes manipulan las palabras para desactivar la fuerza transformadora que muchas de ellas encierran. Se utiliza en el ámbito social, político, cultural y religioso como forma de mantener el estatus.
El lenguaje manipulador está preñado de emociones. Un ejemplo es el abuso cerrado de palabras como Dios, amor, libertad, solidaridad, ser español... Con frecuencia se utilizan estas palabras para imponer a los demás una ideología. Me voy a detener solo en algunos términos.
Pocas palabras existen tan gastadas y manipuladas como la de Dios. Habla de Dios el rico y el pobre, el opresor y el oprimido. En Dios caben los conquistadores, las cruzadas, la inquisición, los heroísmos, los que quitan la vida y los que la dan. Hay muchas concepciones de Dios opuestas entre sí. Cada una encierra un pensamiento, una cosmovisión y una praxis distinta que responden a intereses opuestos. En nombre de Dios se han cometido horribles masacres (Estado Islámico, Al Qaeda, militares latinoamericanos, dictaduras fascistas...). El nombre de Dios se ha utilizado para defender intereses económicos, ideológicos y geopolíticos. Pero también, en nombre de Dios, hay hombres y mujeres de las distintas religiones que dedican sus vidas a la contemplación, al desarrollo de la mística y a la construcción de la paz y la fraternidad entre los pueblos. Y multitud de misioneros y misioneras entregan sus vidas al servicio de la liberación de los pobres.
Otra palabra manipulada es amor. En la sociedad se habla y se cantan canciones de amor por doquier. Se confunde amor con un mero sentimiento y atracción afectivo-sexual. Los ruidos de esta sociedad superficial, neoliberal y consumista impiden descender a las profundidades del amor que se nutre del silencio. Es ahí donde surge el espíritu de sacrificio por la persona amada, la ternura, la compasión, el perdón, la entrega incondicional. Sin dejar de ser un sentimiento, el amor es ante todo una actitud de la voluntad, una opción de vida, una decisión que tiene como fin el bien de la persona amada.
Últimamente, nos está sorprendiendo la utilización maquillada de la palabra libertad, sobre todo en boca de algunos políticos. Una palabra tan hermosa, manipulada y profanada. 'Libertad es hacer lo que me da la gana', o 'tomar cañas en los bares', decía una destacada política. Es increíble la degradación del sentido de libertad, que expresa una concepción individualista y superficial de la vida. El lema de la Revolución francesa, 'Liberté, Egalité, Fraternité', es significativo porque viene a decir que la libertad es inseparable de la igualdad y la fraternidad. No hay verdadera libertad sin justicia social. Eso sería libertinaje. Solo hay libertad cuando se eliminan las escandalosas diferencias socioeconómicas, cuando los servicios públicos de educación y salud son de calidad y están al servicio de todas las personas. Libertad es que las familias tengan la oportunidad de una vivienda digna y no se vean abocadas a sufrir desahucios. Libertad es transparencia económica y ausencia de corrupción. Libertad es que las personas de los países más empobrecidos no se vean obligadas a emigrar, arriesgando sus vidas o muriendo ahogadas en el mar. No son libres los millones de personas que sufren y mueren de hambre en el mundo. En una palabra, libertad es vivir con dignidad. Es un término que está muy relacionado con la solidaridad, que es abrir las fronteras del corazón a las personas más desfavorecidas, sean nacionales o extranjeras, porque la solidaridad es universal. Libertad, igualdad/justicia, fraternidad/solidaridad tienen que tener un valor equivalente. No vale que haya mucha libertad y falte justicia y solidaridad. Tampoco vale que haya mucha justicia y falte libertad o solidaridad. Como tampoco vale que haya mucha solidaridad pero falte justicia y libertad.
La manipulación de las palabras tiende a imponer miedo a un supuesto enemigo. Y todo eso sin exponer una sola razón para establecer un juicio crítico. El lenguaje manipulador evita el razonamiento. Genera personas inconscientes y superficiales. De ahí la urgente necesidad de analizar críticamente los discursos que escuchamos o leemos, con un criterio humanista y ético, al lado de los más desfavorecidos.
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