Espérese usted, que el vicepresidente Pablo Iglesias no tuvo suerte con el día elegido para hacer una de esas intervenciones parlamentarias que provocan hipo, dada ... su cutrez y desatino, comparando a Paca La Piraña, que a ver qué culpa de nada tiene Paca La Piraña, nada menos que con el líder supremo de Vox, Santiago Abascal, que tuvo a bien en su día, pese a los dogmas que él mismo propone a los demás como efectivos salvadores de la patria, no hacer la mili; que tampoco es que sea un crimen. El caso es que Iglesias, de apellido tan poco propicio, intentó hacerse el ingenioso, de mente aguda, explicándole a nuestro Teodoro –Teodoro solo hay uno– la única diferencia existente entre la muy respetable Paca La Piraña y su mayor adversario político, don Abascal. La primera hizo la mili, cuando todavía no era transexual de éxito, y el segundo no ejerció de soldadito español, soldadito valiente. Por lo demás, vino a decir el socio tarambana de Presidente/Sánchez, 'tanto monta, monta tanto'. Es decir, ¿quiso aclarar que Paca La Piraña es tan hombre como Abascal, o que Abascal es tan transexual como Paca La Piraña? Gran tema para debatir en estos alarmantes momentos que vivimos, como usted comprenderá.
Pero, hay que ver, con lo que no contaba Iglesias, a quien en cuanto acabó su –llamésmola así– respuesta a la oposición, la también vicepresidenta Nadia Calviño le preguntó sorprendida, que no impresionada por el verbo de su incómodo compañero en los Consejos de Moncloa, '¿Paca qué?', es con el hecho de que, desde esta Región, tan tristemente dada a dar lecciones sobre en qué consiste la peor cara de la política y de la clase que la sostiene, se iba a poner patas arriba la estabilidad de acuerdos de gobierno nacionales, en un momento en el que lo que se necesita es calma desde la que afrontar el, más que deseable, urgente buen hacer que anhelamos.
Ya saben: se anuncia que Ciudadanos rompe su pacto de gobierno con el PP y que, aliado el partido naranja con el PSOE, presentará una moción de censura y sustituirán a López Miras/Presidente de aquí por nada menos que la que hasta ahora era la portavoz de su equipo de mando en coalición, Ana Martínez Vidal. Ciudadanos, o sea Inés Arrimadas y los suyos, se iban a pegar un tiro en el pie. Allá ellos. El lío que, de paso, se ha formado en la Comunidad de Madrid ya lo conocen.
Pero no, el sainete no estaba completo, qué va, ni nuestro Teodoro –recuerden, solo hay un Teodoro– se iba a dar por vencido tan fácilmente, ¡y hace bien! Porque he aquí que dos diputados rebeldes de Cs –es decir: lo que viene siendo tránsfugas de toda la vida– deciden mandar al carajo la lealtad a su partido y aceptar una oferta del PP para sumarse, nada menos que como consejeros, al Gobierno de López Miras, del que tampoco estaba dispuesta a apearse la vicepresidenta Isabel Franco, en su día cabeza de lista de Ciudadanos en las elecciones regionales y, sin duda, la persona a la que hoy por hoy Arrimadas desearía con todo su ser no haber conocido nunca.
Y no hablamos de reencarnaciones de Guillermo de Ockham, sino de los diputados Valle Miguélez y Francisco Álvarez. Sí, en efecto, '¿Valle y Francisco qué'. De la insípida nada palpable, es verdad que han pasado a hacer historia: adiós a cualquier futuro en condiciones de Cs y menudo favor impagable que le han hecho a la derecha y a Vox. La derrotada nada más empezar la batalla, Martínez Vidal, sostiene que sus ya excompañeros se han vendido al PP «por 76.000 euros al año y un chófer». En fin...
'Españoles ilustres'
Teniendo claro como tenemos que ningún personaje de esta astracanada formará un día parte de la colección de 'Españoles ilustres' auspiciada por la Fundación Juan March, queda ahora la duda, entre otras muchas zozobras, de ver cuánto tiempo durarán sin asaltarse, el uno al cuello del otro, López Miras e Isabel Franco, que, como todo el mundo sabe, tienen entre ellos la misma complicidad que existe entre la presentadora Carlota Corredera y Anna Gabriel, la exdiputada ultra de la CUP. O que entre Paca La Piraña y Abascal.
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