¿Qué necesidad?
ESPEJISMOS ·
Vuelve Felipe González a los congresos del PSOE, y con él y en general el PSOE de toda la vida, ese que nunca falla a la hora de fallarteNada más reconfortante, en nuestra época filoapocalíptica, que los retornos. Me refiero a esos que ya anticipas, casi con el cuerpo, casi con los sentidos. ... Ese volver una y otra vez, con o sin la frente marchita, de las cosas inevitables y repetitivas de la vida. Los turrones al súper, por ejemplo, incluyendo ese de la cancioncilla dulzona y pegajosa como el mazapán que nos pone el corazoncico ídem, a pesar de que prometía regresar en Navidad y ya está aquí, en pleno octubre. Igual se nos hace un poco largo el reencuentro. Vuelven, claro, las oscuras golondrinas. Las chaquetas de pana. Vuelve Felipe González a los congresos del PSOE, a dar abrazos cual anuncio de El Almendro, y con él y en general el PSOE de toda la vida, ese que nunca falla a la hora de fallarte.
Luego hay retornos ya más por sorpresa, por no decir a traición. Las hombreras, ponle. Nadie las esperaba pero ey, ahí las tienes de vuelta. Primero como tragedia, ahora como farsa. Los Rolling, después de perder a su batería de siempre. La laca. El debate sobre la pena de muerte, la ETA o la mili obligatoria, cuando tus amiguetes de la insumisión ya empiezan casi a jubilarse. La pereza que da a estas alturas tener que argumentar cosas tan del siglo pasado que lo único que te sale es '¿qué necesidad?'. Y ya con solo esas dos palabras ganas el debate, pero al día siguiente vuelve, a otra tertulia, a otra pieza de propaganda ultra, a otra noticia falsa. Como Pitingo, ponle. Que vuelve. Y tú no puedes hacer nada. Como mucho suspirar un '¿qué necesidad?'.
Y por último hay retornos que te dejan el culo torcío, que no te esperabas para nada, que cambian las cosas de un día para otro y que abren un campo que creías –como Max Aub– cerrado. Y no, no es el de Batman. Me estoy refiriendo al viejo tema del trabajo. Ya sabéis: sueldos, condiciones, estabilidad, conciliación, precariedad, desempleo, coberturas contributivas... Toda esa jerigonza bolchevique que creíamos erradicada desde que el trabajo dejó de serlo para convertirse en una experiencia, en una emoción, en un alcanzar la mejor versión de ti mismo para perseguir tus sueños. Ha vuelto al centro del debate público. Y tal vez no por culpa de este gobierno socialcomunista nuestro: Boris Johnson presume de que el 'Brexit' le subirá el sueldo a la clase trabajadora británica. Joe Biden va por ahí exigiéndoles a las empresas USA que paguen más pijo ya, en traducción libre. Y por aquí por España se habla de la derogación, ahora sí que sí que me caiga un rayo si miento, de la reforma laboral del PP de 2012. Sí, esa que, por decirlo en bolcheviqués, se ha comido el 8% de nuestras retribuciones –unos 2.000 euros de media por trabajador–, haciéndonos retroceder en términos salariales nada menos que a 1995, hace 26 años. Y sin devolvernos nada de pelo. A ver qué hacemos ahora con la laca.
Tampoco nos flipemos: el entusiasmo laboralista entre nuestros representantes políticos no es, digamos, tan generalizado. No aplica a casi ninguna de sus señorías esa merma salarial que os comentaba más arriba: el único diputado que podía decir –y lo decía con bastante orgullo– que había llegado al Congreso directamente desde la planta de una fábrica era el reciente y bochornosamente expulsado Alberto Rodríguez, a quien en la Cámara Baja (y en la prensa de derechas) llamaban 'el rastas' porque 'el currela' sonaba demasiado extravagante.
Hay otra excepción: la ministra Díaz. La gran sorpresa de la política española la protagoniza una sindicalista 'old school', una mujer que ha echado los dientes en negociaciones a degüello con el comité de empresa y que se iba a continuación a poner el cuerpo en las movilizaciones obreras. Hoy es la representante mejor valorada por una sociedad que por lo que sea prefiere ver defendidos sus intereses como trabajadores a su libertad como 'riders'. Ha liderado la protección del trabajo en tiempos de mar gruesa y ha negociado hasta ahora la derogación de la reforma laboral. Mes a mes, excelentes datos de reducción del desempleo y aumento de la población activa refuerzan su figura, que liderará en las próximas generales la candidatura de las izquierdas.
¿Qué temas acapararán la próxima campaña? ¿Cataluña, la pandemia, los impuestos, la mili obligatoria, la 'inmigraokupación', los chuletones? Válgame como vayamos a votar pensando como trabajadores y trabajadoras, la que se puede liar. Yo este retorno, la verdad, lo veo. Más que el de las hombreras.
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