Mar Menor: reflexiones sobre la sostenibilidad
Todos los seres humanos tenemos nuestra propia visión del mundo que nos rodea y nuestra forma de sentir y convivir con la naturaleza. Esta visión personal está condicionada por múltiples circunstancias como: tipo de relación con el entorno natural con dependencia económica o solo relación emocional, formación adquirida o heredada del entorno familiar, valores culturales y/o religiosos, aficiones, o por nuestra propia experiencia y vivencias con la naturaleza. En función de estas circunstancias, la visión personal cambia entre dos extremos: los que perciben la naturaleza como algo que debe ser usado y consumido para el beneficio económico y supervivencia de los seres humanos y los que tienen sus sentimientos y sus vidas enraizadas en la naturaleza y persiguen un conservacionismo a ultranza. Entre estos dos extremos, de forma gradual, se sitúa la mayor parte de la sociedad, que respalda una gestión sostenible de los recursos naturales.
El ser humano tiene derecho moral al uso de los recursos naturales de la Tierra para su supervivencia y bienestar, siempre que este uso no supere el límite de la sostenibilidad. El reto, por tanto, está en establecer, aceptar consensuadamente y respetar la gestión sostenible de estos recursos. Y ¿cómo podemos determinar este límite de la sostenibilidad para la Comarca del Mar Menor-Campo de Cartagena? Todos los recursos naturales tienen un valor productivo, en función de su capacidad para producir bienes y servicios y su rentabilidad económica; y un valor intrínseco por su belleza, singularidad y capacidad de generar bienes culturales, recreativos, espirituales y emocionales. En el equilibrio entre el uso del recurso por su valor productivo, manteniendo todo su valor intrínseco para las futuras generaciones, se sitúa el límite de la sostenibilidad. La comarca Mar Menor-Campo de Cartagena, en su conjunto, dispone de unos recursos naturales con gran valor productivo e intrínseco: en la actualidad, los suelos del Campo de Cartagena tienen buena calidad, rango térmico adecuado y suficiente disponibilidad hídrica (entre recursos propios y externos), generando alta rentabilidad en el sector agrícola. Estas buenas condiciones actuales podrían sufrir alguna recesión como consecuencia de las actuales tendencias del cambio climático y la dependencia de recursos hídricos externos. A su vez, la singularidad del Mar Menor le confería un alto valor productivo para los sectores turístico y pesquero y un extraordinario valor intrínseco. Desafortunadamente, la gestión insostenible de los recursos naturales, debida a la sobrexplotación agrícola de los suelos y la urbanización descontrolada de la costa, rompió el necesario equilibrio por la desconsideración total del valor intrínseco del Mar Menor, y nos han llevado a la lamentable crisis socio-ambiental en que se encuentra sumida esta comarca.
Ante las crisis socioambientales se deben buscar soluciones integradoras, transigentes, de consenso entre todos los sectores económicos y sociales. El Papa Francisco, en referencia a las crisis ambientales actuales, señala que «debemos buscar soluciones integrales que tomen en consideración todas las interacciones, las del propio ecosistema y sus relaciones con todo el conjunto de la sociedad», lo que permite analizar y valorar todas las variables que intervienen en el desarrollo de la crisis. No podemos considerar la naturaleza como algo aislado de nosotros, todos somos parte de la naturaleza y todos tenemos derecho a opinar sobre el ambiente que queremos. La integración de las diferentes formas de ver el mundo permite una visión integral de nuestro entorno más justa y equitativa, que lleva a soluciones de consenso que fomentan la sostenibilidad. La búsqueda de soluciones mediante visiones aisladas, por ejemplo, el sector agrícola por un lado y el turístico por otro, o cada administración pública o partido político con propuestas contradictorias, actúan como fuerzas centrífugas, que separan de la visión integral que lleva al consenso social y al desarrollo sostenible. Parece lógico pensar, a juzgar por las discrepancias actuales entre los diferentes sectores y agentes sociales y económicos, que las visiones aisladas se basan más en intereses particulares o partidistas, que en solucionar la crisis por el bien común actual y de las futuras generaciones. Estas visiones unilaterales, ante las crisis ambientales, conducen finalmente a comportamientos fundamentalistas que son sinónimo de abusos prepotentes, colapso y crisis irreversibles.
En el Proyecto Europeo Coastal tratamos de buscar soluciones sostenibles a la crisis de esta comarca desde una visión integral de todos los sectores sociales implicados, analizando todas las variables que intervienen en el problema y sus interacciones para establecer las sinergias entre ellas. El objetivo es recuperar el ecosistema del Mar Menor y promover un sistema participativo de gestión sostenible capaz de situar la comarca en unos parámetros de calidad ambiental internacionalmente reconocidos, para fomentar un turismo compatible con una agricultura sostenible de alto valor de mercado y el bienestar de los habitantes de núcleos urbanos costeros. Pero la ciencia solo puede ofrecer y no imponer soluciones. El Mar Menor es un regalo de la Creación para sus habitantes y usuarios y, ante un regalo de la naturaleza, solo cabe la gratitud y el compromiso ético, de todos los sectores sociales, de conservarlo para las futuras generaciones.