Asistimos a un panorama descorazonador en medio de la pandemia, enmalezado por el espectáculo que están dando nuestros 'queridos' políticos. Mientras Madrid se convertía en ... la ciudad de Europa más socavada por el virus, Sánchez y Ayuso seguían con una regañina particular que causa vergüenza ajena. Además, el trío catalán Torra-Puigdemont-Mas (solo de nombrarlos da pereza) denunciaba desde Perpiñán la «represión» del Estado contra el independentismo, una cuestión de vital relevancia, claro, con este panorama tremebundo. A todo esto se añade Vox con sus protestas y radicalismo, todo lo contrario de la templanza, juicio y criterio que exige la situación. El problema es que hablamos de los políticos como si fueran marcianos, gente de otro planeta. Pero no, somos nosotros, han salido de al lado de nuestras barbas. Así que mejor no ponerles un espejo, por si el reflejo que nos devuelve nos tumba de espaldas: igual no salimos bien parados.
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