En un mundo tan fatuo y ensoberbecido como el del fútbol, donde el divinismo y los fuegos de artificio están a la orden del día, ... da gusto ver que triunfa el trabajo bien hecho. Amanece al fin en Cartagena, que no es poco en tiempos de coronavirus, y lo hace de la mano de Belmonte y Breis, sí, dos periodistas de antaño que, por aquellos malabarismos de la vida acabaron en el Efesé. Paco Belmonte recordará aquellas noches sin dormir, cuando llegaba vomitando a casa por el 'trancazo' de nervios en el estómago, nada más coger el proyecto en un mundo, el del fútbol, mudable y con tendencia al desafuero. Hizo frente al tráfago y los sobresaltos con seriedad, la calculadora en la mano y jornadas sin fin, como si el día tuviera 30 horas y la semana ocho días. Quizá alguna vez le griten de todo a la puerta del estadio en un mundo tornadizo como ninguno, pero ya nadie le podrá quitar la medalla más difícil: que en Cartagena el año de la Covid sea también el año del ascenso.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión