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Los pasos contados

La apuesta por ejercitar el movimiento corporal voluntario, en sus distintas variantes, depara beneficios además sobre otras funciones del organismo

Lunes, 26 de febrero 2024, 07:09

Desde que el ser humano, desde la Sabana africana, adoptara la posición erguida comenzó su perpetuo caminar por la superficie de la tierra. En busca ... de sustento y habitabilidad se ha extendido durante milenios, franqueando obstáculos, un paso tras otro, hasta diseminarse por todo el globo terráqueo. Ahora, en contexto bien diferente, sin esa necesidad de utilizar las piernas para desplazar el cuerpo –incrustado en la esencia de la fisiología humana– se ve constreñido por una inmovilidad desacostumbrada. El actual estilo de vida incita de modo permanente a la inactividad durante el ocio, enfrascados frente a todo tipo de pantallas propiciada por la descomunal oferta. Semejante circunstancia muestra especial intensidad entre las jóvenes generaciones, en las que predomina, además, un enérgico ejercicio meramente digital. Es una cuestión que en el caso de contextos laborales que por fuerza obligan a permanecer inmóviles durante buena parte de la jornada ya sea sentados, o estáticos, suma a músculos y articulaciones en una prolongada inacción. El dilatado sedentarismo se encuentra en la raíz de diversas complicaciones de salud, como aumento de peso y los problemas derivados de la obesidad, diabetes, o, incluso, asociado a otros factores predisponentes, como inductor o facilitador del desarrollo de algunos tipos de cáncer. Para revertir este estado de cosas el movimiento corporal de caminar –andar, pasear o correr según se tercie, dentro de la medida de las posibilidades individuales– ha arraigado con firmeza en un amplio segmento social.

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