Un virus llamado clima
LA ZARABANDA ·
Murcia será la primera en soportar los efectos del cambioLa pandemia es mala, mala, mala, dicho sea por triplicado. Pero no te comas de vista el cambio climático. A tenor de lo que ya sabíamos y de lo que vamos sabiendo cada día que pasa, lo que es en la región de Murcia y la entera cuenca del Segura, las cosas se van a poner muy mal así que pasen cincuenta años. Hasta el punto de que (si hiciésemos examen de conciencia basándonos en la gravedad de lo que se nos viene encima) el millón y medio de murcianos que somos deberíamos modificar talante y actitud, acerca de nuestra vida en el futuro.
Esto que digo no es nuevo, pero viene expuesto con algunos añadidos muy inquietantes, en el informe que acaba de publicar el ministerio de Transisión Ecológica. Lo recoge el compañero Miguel Ángel Ruiz, en un reportaje que ayer publicó este periódico. Lo que nos está pasando con el Real Murcia (convertido en una antología de penalidades) es un grano de anís, comparado con lo que nos amenaza como consecuencia del progresivo calentamiento del planeta. Y esto lo cuento no por ganas de poner de mal humor a los paisanos. Mi alarma se basa en que nuestro territorio será (está siendo ya) el primero y mayormente afectado por la catástrofe global.
Te pones a leer lo que escriben los expertos y comprendes que, como cantaba aquel buen zagal que era Antonio Molina (acompañándose de un «¡ayyyyyy!» de alcance universal más que localmente flamenco), el futuro se presenta 'mu' oscuro. Como si nos bajaran a todos a la mina. En fin. Es una manera un tanto folklórica de decirlo, con tal de atenuar en algo el dramatismo y no dejar al lector hundido en el fango de la desesperanza.
No estoy exagerando. Si ese informe está en lo cierto (y todos los indicios hacen pensar que sí) a las gentes de por aquí nos corneará el toro climático antes y más duramente que al resto de España. Y con una desconsideración mayor todavía que el coronavirus. Callar la tremenda realidad en aras de no disgustar a quienes (en la región alegre y confiada) hacemos botellón climático, me parece un despropósito que no tiene perdón.