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Cuando el 'punto fijo' sabe a miseria

Los ahorradores siguen sin ver motivos para dejar de llorar

GARCÍA MARTÍNEZ

Jueves, 30 de mayo 2019, 00:58

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Los depósitos a plazo de los murcianos han caído a los niveles más bajos del siglo. 'Del siglo', ¿eh? O sea, de los últimos diecinueve años.

-¡Una desvergüenza! -exclama una señora mayor, a la que hemos visto salir de una urbana con cara de muchísimo disgusto.

Quienes se han quitado el pan de la boca para meterlo al 'punto fijo', están que trinan. Bueno, trinaban al principio, cuando les comunicó por primera vez la banca el interés que iban a cobrar. Ahora, ni fuerzas les quedan para un simple suspiro. Nadie podía sospechar que la rentabilidad del capitalico iba a ser prácticamente nada.

-¡Debajo del ladrillo es donde voy a meter las cuatro perras que tengo en el banco! -sigue clamando a todo clamar la misma señora.

No es para menos. Lo que les rinde su dinero es más aún que deprimente. Se trata de una burla.

-Diga, diga usted a cómo está el rendimiento.

El lector sabrá dispensarme, pero no lo pienso decir. No por nada, sino porque me da mucho apuro. Y el caso es que vas por las calles de Murcia estos días y las jacarandás han florecido tan preciosas como siempre.

-Las jacarandás, sí. Pero mi depósito, ni un duro.

Es algo tremendo. Aquí en Murcia, lo que han dejado de percibir esos ahorradores (desde la falsa salida de la crisis) supone muchos billetes. Un dinero que habría favorecido el consumo y estimulado la producción de bienes y servicios. Algo muy bueno para las dos partes: la que vende y la que compra. Aunque como explica la señora de antes: «¿Cómo coño voy a tocarle al principal para permitirme un extra? ¡Y que Dios me perdone por lo de coño!».

Yo comprendo a la indignada mujer. El principal, como su propio nombre indica, es intocable. Si le tocas, estás perdido. Hoy diez euricos, mañana veinte y, cuando te quieras remirar, estás más tieso que una bacalá de cuando Franco. Los intereses, quieras que no, incluso habiendo algo de inflación, son como el huevo que te da la gallina, que no hace daño a nadie. Pero, si le quitas un muslo al animalico, ¡te estás cargando el principal, hermoso mío!

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