¡Portán, Portmán! ¡Ay de ti!

LA ZARABANDA ·

Corre el reloj de los años y ya se han cumplido treinta y uno

Martes, 2 de noviembre 2021, 08:54

Esto era el 30 de marzo, quiero creer que de 1990. –¿Tanto tiempo llevamos soportando este desamor?

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Ya lo creo. Hasta el punto de que ... aún no se ha dado lugar a que nuestras almas se acercaran tanto así. O eso al menos deduzco de lo que nos andaban cantando Eydie Gormé y Los Panchos, con mucho sabor a ellos. Amaneció tan fausto aquel luminoso día, que el mismo presidente Collado en persona tomó carretera y manta, para asomarse al tubo que soltaba las últimas defecaciones de Peñarroya España y Portmán Golf. Y para no mancharse con aquellos estériles tan perniciosos, apareció metido dentro de una gabardina de las que por entonces hacían época.

–¿De cuál época estamos hablando?

Pues, como le comentaba, eran los tiempos de Maricastaña. Ese día, la Iglesia no estuvo a la altura. No se le ocurrió poner en el Taco a un santo de prestigio, como lo era el San José de unos días antes. Eligió a otro que respondía por el feísimo nombre de Régulo de Senlis. Y ello a pesar de que la jornada era histórica, como no se cansan, ¡joder!, de repetir los tribuletes, calificando de históricas las subidas de la luz.

A todo esto, los de Greenpeace, que para eso están, llevaron al juzgado a las empresas contaminadoras. Pero en balde, pues la sentencia devino absolutoria. El razonamiento fue que, habiendo sido la Administración (Moncloa, vaya) la que amparó los vertidos, era la Administración la que debía reparar los daños. Claro que, pensándolo bien, mejor para todos que fuese responsable el Estado, ¿no? Más que nada porque había tanto que reponer, restaurar y purgar, que harían falta dineros a 'punta e pala'. Y a la hora concreta de soltar un pastón, mejor el Tesoro Público que unos 'particulares'.

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El tomate que montaron en Portmán era demasiado gordo y esperpéntico. Arrojando estériles a razón de no sé cuantísimos por segundo, colmataron la bahía y mataron bien muerta la flora y fauna en varios kilómetros alrededor. Ahora, cuando parecía (como tantas veces) que la cosa se encarrilaba, nos salen diciendo que habrá que sacar de nuevo a concurso la redacción del proyecto.

¡¡¡Dioooooss!!! ¿Se puede aguantar esto?

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