El pastel de carne llega a la Asamblea
LA ZARABANDA ·
Mientras discuten su tradicionalidad, deberían comerse uno por diputado¿Ve usted? Cuando hacen las cosas bien, todo el mundo lo reconoce. El político pasa a ser entonces objeto de la admiración del populacho ... que somos nosotros. Ahora bien, cuando se les va la pinza y, por una nadería de nada, se enzarzan en disputas y amenazan con tirarse a la cabeza el escaño, todo se viene abajo. Hay que proponer, estudiar y decidir asuntos que sean del interés de las buenas gentes que los votaron. Y hacerlo dentro de la debida concordia. A saber: con un pastel de carne por pupitre.
–¿Incluida la presidencia?
La presidencia, la primera. Porque quien ahora la ostenta tiene orígenes muy murcianísticos, relacionados principalmente con la Semana Santa. También es adicto el caballero a nuestras dulcerías. Entendiendo por tales no solo lo dulce, sino también lo salado. O, por mejor decirlo, en su punto. Precisamente andamos tratando del pastel de carne. Con excelente criterio esta vez, el PP solicita que se otorgue la categoría de Especialidad Tradicional Garantizada a dicho delicioso producto.
–¿Y es que no tiene siglas?
Sí, señora, que las tiene. Como todo en esta vida tan postmoderna y últimamente tan desconcertante. Diríamos, por tanto, ETG. Y al tiempo que le damos un mordisco de muerte al hojaldre tan gustoso, deletrearemos a boca llena: «Viva la ETG», distinguiéndola eso sí de la UGT, que es otra historia. Comentaba nuestro recordado Alberto Bonache, que era persona ilustrada y algo sabía del tema, que ya Jara Carrillo sentenció que «nuestro pastel de carne es regalo para el rico y arreglo para el pobre». ¡Qué verdad tan grande, mi señor don Pedro!
El PP de Ayuso & Casado ha hecho la propuesta formal de que se le reconozca al pastel su condición de Especialidad Tradicional Garantizada. En cierta manera es pedir que llueva sobre mojado, pues nadie podrá negar que se trata de una especialidad tradicional y, según todos los indicios, con garantías. Pero como lo que abunda no daña, no está de más que la autoridad superior, léase Moncloa, le reconozca al pastel de carne el tratamiento de usía. Aunque conlleve mandar al Ministerio un lote de doce docenas de pasteles recién hechos, para su provecho y efectos.
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