Olor a tierra, sabor de viña

LA ZARABANDA ·

Jumilla premia a una agricultora: por serlo y amar su oficio

Viernes, 12 de noviembre 2021, 01:14

Nos decían a los estudiantes de Periodismo que la noticia más noticiosa no es que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre ... muerda a un perro. Lo segundo es para primera página y lo primero para las de dentro. Lo de Margarita Abellán se parece más al suceso del perro mordido. Todavía es rareza y excepción, pero cada vez menos. Están fluyendo, como arroyo que canta, mujeres fuertes y animosas dispuestas a coger el campo por los cuernos.

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Tengo que decir que la jumillana no tuvo necesidad de elegir la agricultura. Fue justo al revés: la agricultura (y así lo reconoce) la eligió a ella. Es verdad que hubo un rayo de luz que la empujó a enamorarse del campo. Fue que su padre (al no haber otro fruto del matrimonio que una Margarita en flor) la llevó al campo desde muy pequeña. Y la zagala, quién lo iba a decir, escuchó la voz del bancal, se aprendió la lección campesina y la guardó mucho más adentro de la faltriquera. La muerte prematura de su mentor le dio el empujón definitivo. Con la amorosa compaña de su madre, dibujó la besana, se cameló a la Abuelica para que lloviera, cultivó con mimo igual la Monastrell que los pistachos y recibió complacida (cuando las cosas no se torcían por capricho de Zeus) el regalo de la cosecha.

Además de la querencia que le inculcara su padre, tuvo que haber una predisposición, probablemente genética, que la llevó a sentirse campesina. (Subiendo al Término Arriba, bajando luego a Jumilla). Sin consentir que los frutos resulten solo gustosos, ella se empeña en verlos crecer limpios de melecinas. Ecológicos de nacimiento, así los quiere.

No se remansó en la monotonía de una vida enteramente rural. Ni se tapó la cabeza con un pañolón negro. Existe también la Margarita urbana, que se mueve con desenvoltura en el discurrir ciudadano. Estudió y fue profesora de Manualidades. Maneja la arcilla con soltura y (siempre la tierra en sus manos), con su particular gracia artesana, compone vistosas piezas.

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Quizás por ser mujer de 'al alba, al alba', la Feria Agrícola le entrega mañana el galardón a las diez de la madrugada.

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