Si las mujeres mandasen

–Las mujeres siempre han mandado, solo que a la chita callando.

Algo tenían que hacer para, como se dijo siempre, sacudirse el yugo. Es verdad que su influencia como matriarcas se ha dejado sentir a lo largo de los siglos. Aunque ello dependió en buena medida de que el tiaco fuese más o menos bausán o bausanazo. Si el marido era de estos, ellas daban un paso adelante y se disponían a llevar algo más que la casa. Ya en los tiempos prehistóricos, cuando el macho iba con la maza al hombro, si no regresaba al hogar habiendo cazado alimento bastante, la esposa le ponía el supositorio sin quitarle el papel de plata. Los alaridos, una vez musicados, dieron lugar a lo que hoy conocemos como rocanrol.

No es peloteo decir que las mujeres tienen más quilates que los hombres. Aunque solo sea por lo que han tenido que aprender para frenar el machismo consuetudinario.

–¿Lo cree usted consuetudinario?

Más aún que eso. La prepotencia machista no únicamente se ha basado en la tradición, sino que incluso ha sido incorporada a las leyes escritas. Lo que pasa es que, si las mujeres se hacen cargo, los tíos no van/vamos a tener más remedio que ocuparnos de guisar, limpiar y dar esplendor a la vida doméstica. (Observe el lector con qué fuerza viene el masculino últimamente componiendo sabrosas comiditas). Y no cabe protestar. Si lo hiciéramos, nos pondrían delante de las narices la verdad estadística de que ellas son ya más y mejores en la universidad. Y traen hijos.

¿No le parece criminal hacerles daño?