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Dice el tango: «Silencio en la noche, / ya todo está en calma, / el musculo duerme, / la ambición descansa». Si resultara que, al igual que por la noche (que a esas horas lo veo más probable), se produjese por fin el ansiado mutis de los pactos, también durante el largo día en que anda el sol alumbrando, dígame el lector qué gallo nos cantase.

-Pues, señor, entiendo yo que sería un gallo mudo, que ni siquiera cantaría las tres veces que le cantó el evangélico a San Pedro.

¡Oh, delicia!, entre todas las que imaginar pueda el poeta. Cuán cierto es eso. Hoy por hoy (y desde hace ya mucho tiempo hasta la fecha), el kikirikí pactista lleva a los políticos diríase que de culo. Y, por derivación informativa, que se llama, a todo bicho que se mueva bajo el astro ardiente (¡qué digo ardiente, abrasador!), con que nos castiga un cambio climático al que, sin embargo, no hacemos ningún caso.

Pero es que te levantas una mañana y, cuando se va apagando la bullanga bien que cansina de los acuerdos regionales, cobra vigor el pacto nacional, donde el redundante 'no es no' recorre España, como antaño el fantasma del poema del Alberti menos lorquiano recorría Europa. Escuchamos de continuo el cantar de los gallos pactando, pues el intento siempre fallido de entenderse desborda los telediarios y te inunda la jornada. De modo que, en lo fuerte de la siesta, vemos a los ciclistas del Tour cómo miran hacia atrás y entre ellos mismos con suspicacia. Y pues que uno tiene ya la cabeza propicia, se le figura que algo están pactando. Quiero decir que al ciudadano (en funciones gobernado), la vista se le hace carretones y todo lo que mira se le figura pacto, bien que de momento frustrado.

Llegará un lejano día (por qué no suponerlo) en que España volverá a lo suyo. Salvo que, comoquiera que (a pesar de la actual situación de provisionalidad) los números económicos van divinos, decidamos que mejor será seguir impactados que pactados. Y dejaremos a Gardel para mejor ocasión, con su: «Hoy todo ha pasado, /renacen las plantas. / Un himno a la vida / los arados cantan».

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