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En aquel tiempo -siendo nuestro singular país una sola autonomía-, ni siquiera existía Emiliano García Page, presidente hoy de Castilla-La Mancha. Y todos festejábamos al bueno de San José. España entera se llamaba Pepe, mientras que ahora se llama John. Hasta Madrid, capital de la Corte, descelebra esta fiesta que tan popular fuera. Mantiene, sin embargo, de rojo en el almanaque a San Isidro Labrador, que nunca pasó de ser un santo de Segunda B. Menos mal que siempre nos quedará Valencia, como le dijo Humphrey Bogart a Ingrid Bergman, en aquella película de nuestros amores titulada 'Casablanca'.

Duele que algunas comunidades se hayan quitado de encima a San José, como si se tratara de unos alpargates viejos. Yo sospecho que lo hicieron por envidia cochina. Cuando mandaba el inhumado, este santo varón (que nunca se metió con nadie, ni presumió de nada) tenía más adeptos que el mismísimo patrón de España, al que titulaban 'el señor Santiago'.

-¿Cuál de ellos: el Mayor o el Menor?

¡El Mayor, el Mayor! ¡Vaya una pregunta! El diecinueve de marzo hacía bueno a cualquier día de la semana. Tú salías a la calle de cualquier ciudad española y, desde buena mañana, veías que todo el mundo llevaba algo dulce en las manos. Esto era porque la multitud de Josés que llenaban el censo, se obsequiaban los unos a los otros. No había ni un hogar sin lumbre, ni un Pepe sin su tortada. Independientemente de que luego la acompañaran con una copita de mistela o licor café. (Cuando apenas había feministas, las señoras digamos del montón se relamían con el licor café y la mistela. Las más finolis le tiraban al 'marí brizar').

Ese día, Radio Andorra, la emisora del Principado de Andorra, se empoderaba, ¡je!, por encima de las demás. Los españoles y las españolas se dedicaban discos. Y tenías que aguantar una eternidad, oyendo dedicatorias, hasta poder escuchar la copla. Recuerdo una que rompía moldes. Era 'El emigrante', de Juanito Valderrama: «Adiós, mi España querida, / dentro de mi alma / te llevo metida. / Aunque soy un emigrante, / jamás en la vida / yo podré olvidarte»'. Corrían otros tiempos.

-Y otra circunstancia, 'dende' luego.

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