Cada vez hay más vacunas contra la Covid. Se conoce que es buen negocio. Aparte de que las fabriquen movidos también por la solidaridad humana, a ver si me comprende usted. Las marcas que están saliendo son de diferente hechura. Unas más eficaces que otras. Esto hace que algunos tuerzan el morro. Hay una que no debe aplicarse a los viejos, si son mayores de 65 años, porque no se sabe cómo les va a sentar.
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–Pues ya podrían haber hecho las pruebas pertinentes.
Es lo que digo yo. Pero ya sabe usted la prisa que tienen por colocarlas en el mercado. Hay una que me llama la atención, porque he sabido que es de Johnson & Johnson. Recordará el lector que esta compañía norteamericana es la del champú.
–¿Cómo la del champú? Ya solo faltaba eso.
No hay que escandalizarse. Esta empresa produce muchas cosas, casi todas relacionada con los antisépticos. Y tiene una experiencia grande. Yo he procurado indagar y resulta que fue fundada en el siglo XIX. Por lo que he sabido, un tal Mead Johnson, inspirado en un discurso sobre antisepsia de Joseph Lister, se juntó con los hermanos James Wood Johnson y Robert Wood Johnson (o sea tres Johnson y un solo manojo), para sacar productos higienizantes. Como el Flit aquel que mataba las moscas de la postguerra española, pero a lo bestia.
El señor Lister, que tanto predicamento tuvo en el principal de los Johnson, ideó el lavaje preventivo de manos de los cirujanos antes de operar. Cuentan que costó trabajo convencerlos, pues los médicos de la época decían que las llevaban siempre limpias. Hasta que comprendieron que era mejor lavárselas. Y ahora, ya ve usted, nos las tenemos que alcoholizar todo quisque.
Hay una deducción según la cual el señor Lister le da nombre al Listerine.
–¿El líquido de enjuagarse la boca?
Sí, señor. Este concreto colutorio (no confundir con el locutorio, que es donde están los que hablan por la radio) tengo yo entendido que lo fabrican los Johnson. (Solo que ahora los llaman Jonhson's para abreviar). Lo que tenemos que hacer es no equivocarnos. No vaya a ser que nos inyectemos el colutorio y nos tomemos la vacuna por boca.
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