¿Somos gentuza los españoles?
LA ZARABANDA ·
Conforme se levantan las alfombras engorda el bochornoQuizás sea solo una pequeña minoría de los españoles. No lo digo para conformarnos. Es verdad que, según pasan los días, sabemos de más listillos que se vacunaron de extranjis. Tampoco es nada nuevo, aunque produzca sorpresa en las personas de buena voluntad. Son gentes que se piensan que el mundo fue creado (si es que no se creó él solito) para su satisfacción y la de sus cercanos, hoy llamados convivientes. Lo más gordo es que, al conocer la identidad de estos genares, no te queda otro remedio que regresar al escepticismo vital (del que a lo mejor nunca debimos salir).
Te enteras de que, entre quienes incumplen la norma, predominan aquellos que tienen la obligación de ser ejemplares: políticos, clérigos, militares y otros que se disfrazan de sanitarios para ver si cuela. Su falta de respeto por los demás (y por ellos mismos) se vuelve todavía más grave si, como ha sucedido, se presenta algún imprevisto inquietante. Algunas farmacéuticas se han destapado como hijas del capitalismo más sucio, prometiendo por aquí y por allá más de lo que podían dar. Y han conseguido cabrear a la entera Europa, excepto a Gran Bretaña.
A la pillinería de los que se han vacunado sin que les tocara, se suma la falta de vacunas, por incumplimiento flagrante de contrato. Un número indeterminado de personas (sobre todo entre los ancianos) habrá muerto por ello. O estarán tumbadas boca abajo en una UCI. Y los frescos que se vacunaron trampeando se topan ahora (justicia divina, que dijo aquel) con que no hay virales suficientes para ponerles la segunda dosis, sin la cual viene a ser como el que tiene un tío en una Granada que tiembla.
Bonito espectáculo. Vuelvo a preguntarme si achacable únicamente a los españoles. Lo digo porque el abuso, que yo sepa, nadie nos ha dicho todavía si se ha cometido también en otros países. O les ha producido tanto rubor, que prefieren callárselo. No pretendo agarrarme a lo de 'mal de muchos, consuelo de tontos'. Pero aún sería más triste que únicamente los españoles hubiésemos sido responsables de semejante falta de calidad humana. Precisamente nosotros, hay que joderse, que pertenecemos a 'una unidad de destino en lo universal' (sic).