Me apunto y suscribo incluso con entusiasmo lo que dijo de él Juan Guillamón, quien (en el transcurso de un homenaje) elogió 'su competencia, arrojo, responsabilidad y ganas de hacer las cosas bien'. He aquí un profesional 'de excelencia', como se dice ahora cuando alguien consigue sacar con pinzas, del fango de la mediocridad ambiente, a un tío que no te defrauda nunca. Traté a García León en mis primeros tiempos de periodista en Murcia, allá por los sesenta.
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Conseguir noticias y explicaciones de la Administración (tanto provincial como local) resultaba entonces misión casi imposible. Salvo que se tratara de dar palustre, bombo y platillos. Los caporales de aquella situación tenían dicho al funcionariado, mediante orden de estricto cumplimiento y taconazo, que recelará de los periodistas. Más aún si eran muchachuelos de las últimas hornadas. Y juro por el ministro de Información y Turismo de entonces que el mandamiento se cumplía a rajatabla. Podría aceptar que con alguna excepción, pues siempre hubo díscolos de la uniformidad ambiente.
Entre las excepciones que recuerdo, no la hubo mejor que la del amigo que acaba de irse. García León, ingeniero de Caminos, era de Albatera. Y quizás por eso lo pasaba tan a gusto, barriendo la mierda del maltrato (regional y municipal) con que la troupe de los colegas medrosos o adictos al Sistema, procuraba embadurnar al tribulete de turno.
Por suerte para los murcianos, García León trabajó en la delegación de Obras Públicas y en el Ayuntamiento de la capital. Quiero decir que el ámbito de su trabajo era de lo más amplio. Y resultó que trataba a la canallesca, ¡pobrecica mía!, con resuelta naturalidad. Algún kapullo dirá que lo hacía por afán de fardar. Burda mentira sería. Nos informaba (sobre lo que interesaba a Murcia) porque entendió que la gente tiene derecho a saber cómo actúan las instancias. Sus datos eran siempre reales y sus opiniones razonables. Miraba la cosa pública como servicio al pueblo. La verdad y nada más que la verdad. Más la simpatía en el trato.
Le echó ganas a la no siempre fácil y asequible tarea de hacer lo mejor por Murcia. Por eso estará descasando en una doble paz.
Y con nuestra encendida gratitud.
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