Duro con ellos, mi Comisario
LA ZARABANDA ·
Aquí, un amigo, don Virginijus Sinkevicius, vigilante europeo del Mar MenorSiempre es bueno tener a alguien (con apellido convincente y cargo alto) que sea capaz de mantenerse en permanente vigilia. Pero no viendo seriales en ... la tele, que lo distraigan de estar al loro sobre lo que le hacen o dejan de hacerle al Mar Menor.
–¡Hombre! El famoso Mar Menor. ¿Pues no desapareció?
Todavía no. Lo han intentado, pero aún queda algo. Se nos dice que, en estos momentos, tanto Moncloa como San Esteban están por fin echando el resto para devolverle la salud.
–Sí, pero ya sabrá usted que San Esteban lo que mejor hace es administrar la extremaunción.
Bueno, Moncloa tampoco se queda atrás en ese menester. Vamos a ver. Una extremaunción la ejecuta cualquiera, siempre que haya una miaja de aceite virgen extra bendecido. Traer arriba al moribundo, eso ya cuesta un poco más de trabajo. San Esteban, que yo sepa, milagros no hace. Tampoco Moncloa, aunque sea milagroso (o portentoso, que diría un estricto) cómo mantiene el tipo.
Sea como fuere, está muy bien que, conociendo los percales, Europa (como insinuaba yo más arriba) nos haya puesto un vigilante de la playa solvente para que esté al tanto del Mar Menor. Quien dice del Mar Menor dice de quienes se han comprometido a salvarlo de la terrible desdicha que está padeciendo. La persona elegida de llama Virginijus Sinkevicius, como podría llamarse Juanito García. Pero es mejor lo primero. Porque, quieras que no, un DNI como ese acojona. A San Esteban, con todo y ser santo, y a Moncloa, que no lo es, pero pretende aparentarlo, la jodía de ella.
Este caballero, solo porque no es de aquí de la zona (ni tampoco de la madrileña Corte), ya merece nuestra confianza. Si a eso le añades un nombre y unos apellidos como los que hemos mencionado, su prestigio sube un montón de puntos. Si hubiese alguien de San Esteban o de Moncloa ejecutando alguna tarea equivocada (aunque bajo apariencia de mejoras en el Mar Menor), bastará con gritar: «¡Virginijus, ven acá pacá!», y se les cae el pelo a los manazas. Verás como de ahora en adelante no se mueren los peces, ni la posidonia, ni los bañistas. ¡Virginijus, cuídanos!
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