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Discusiones de bar, aun a pesar del VAR

El jefe de los árbitros augura que seguirán las polémicas

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Sábado, 23 de febrero 2019, 01:18

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Según el adagio, dos no discuten si uno de ellos no quiere. Y esto vale para todo tipo de disputas. -¿Qué clase de disputas?

Bueno. Hablamos de las discusiones que no van más allá de las palabras. Pero igual podríamos referirnos a las que pasan del dicho al hecho. Esto sucede cuando (principalmente los hooligans) se tiran los trastos a la cabeza.

-¿Qué clase de trastos?

Pues, hombre, unas veces son las sillas y otras las mesas. Visto lo visto (y con el fin de evitar males mayores), se inventó el VAR, que es como el bar con 'be', pero donde, además de contrastar pareceres, te las puedes tomar. Cuando apareció esta modernidad, mucha gente sentenció: «Es la solución para que el arbitraje sea perfecto».

Pero, como suele suceder con todo, resulta que no tanto. Aun cuando se le reconoce cierta utilidad, el personal no está satisfecho. Hasta el punto de que el propio presidente del Comité Técnico de Árbitros, el señor Velasco Carballo, reconoce que el VAR no elimina las polémicas. ¡Qué lástima! Porque se están gastando una pasta, pero el problema de la justicia sobre el césped sigue igual.

Suele decirse que el VAR, con sus cámaras, resulta excelente para detectar y fijar los lances de bulto, pero no las minucias.

-¡Pero, por favor! -comenta un hooligan que pasaba por ahí-. En los campos de fútbol hay minucias a 'punta pala'. Como que casi todo son minucias, si a eso vamos.

Tiene razón el caballero. Pero, por lo visto, no se puede perseguir durante noventa minutos, usando una cámara para cada uno, a los veintidós jugadores de una contienda. Que en realidad serían veinticuatro, pues, quieras que no, los entrenadores también la cagan a veces. Mira lo que le acaba de pasar a Simeone. Que el payo se tocó 'ostentóreamente' los cataplines, ante la Juventus, mientras miraba a la grada. Eso es falta, ¿no? Un fuera de juego como una catedral.

Quiero decir que, como lo nimio abunda que no veas (y el desacuerdo forma parte de la propia naturaleza del fútbol), a esto del VAR le quedan cuatro telediarios. No así al bar, que es eterno.

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