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Los médicos siguen aconsejando el consumo de frutos secos. Incluso insisten. Hace años, las pipas de girasol (o simplemente 'las pipas') hacían furor. Era allá por los cincuenta. Como todavía nadie pensaba en la exhumación, comíamos pipas por un tubo. Casi podría decirse que formaban parte de la dieta mediterránea. No únicamente los zagales, sino que también los mayores le daban al clic-clic. Ahora no tanto. Ni los unos, ni los otros. O al menos eso es lo que parece a mí.

Hace poco, en las Fiestas de Primavera que sacaron a la gente a las calles de la capital, vi a bastantes personas comiendo pipas. Lo cual, quieras que no, te levanta el ánimo. Porque parece que se recupera esta vieja tradición y porque, como digo, los médicos andan porfiando. En el caso concreto de la pipas y de cualquier fruto seco.

-Las nueces son buenas para la inteligencia.

Pues, nada. En cuanto pasen las votaciones (y mientras esperamos a que lleguen las próximas), todo dios a partir nueces y a cliquear pipas.

-Lo malo de las pipas es que ensucian mucho.

Eso es verdad. Pero hay soluciones. Me acuerdo yo de que, en Cuenca o similar, la municipalidad repartía unos cucuruchos entre el personal para echar las cáscaras. Y, oye, daba gusto ver a todo el mundo con su cucuruchito en la mano, tan cívica y ricamente.

Uno de los beneficios sobresalientes que trae comer pipas, sobre todo en estos tiempos de tanto trajín, es que relajan. Y acompañan mucho. El ruido, cuando te habitúas, ya ni lo oyes. Otro dato importante: los médicos garantizan que los frutos secos reducen el riesgo de cáncer. También son buenos para la diabetes, infecciones y enfermedades cardiovasculares o respiratorias. Hasta se consigue adelgazar tomando un puñadito todos los días. Y un beneficio más de estos humildes frutos: consumirlos durante el primer trimestre del embarazo mejora el desarrollo neuropsicológico de los hijos. (Aunque esto último es solo 'para todas'. No sirve 'para todos', lo siento por ellos).

Ya sé que no en todas partes queda fino comer pipas. Pero si usas el cartucho y procuras no hacer excesivo ruido, la 'sociedad exquisita' debería mirar para otro lado.

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