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Cuando el 'control social' toma el mando

La educación ya no está en manos de la familia y la escuela

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Miércoles, 2 de octubre 2019, 01:15

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La excentricidad que una sociedad posee está en proporción al genio, al vigor intelectual y al coraje moral». Antonio López Pina es un intelectual nacido en San Antolín, que se acerca a Murcia cada año, justo cuando el azahar gobierna. Se toma un zumo de naranja del tiempo y carga las pilas con ese perfume inefable. Fue uno de los senadores que aprobaron la Constitución. Ha estudiado mucho y ha escrito cuanto ha podido. En repetidas ocasiones se refiere, con admiración, a Rodrigo Fernández-Carvajal, catedrático de Derecho Político y «murciano de adopción», en palabras del propio López Pina. Lo alude una vez más en su último libro, 'Lo que fue del porvenir', donde el autor sanantolinero aparece compendiado, tocante a las ideas y a sus querencias huertanas.

Ambos dos juristas le toman el pulso a la educación que se imparte en España. Nos dicen que, hasta 1968, los agentes primordiales de la enseñanza eran la familia y la escuela. Ambas cosas han sido sustituidas y desbordadas por otras menos generosas formas de 'control social'. Se echa de menos entre nuestros jóvenes el arquetipo (o paradigma o ejemplo moral) que actuaba históricamente como 'fermento edificador'.

Se nos dice también que, en el vacío dejado por la educación familiar y escolar, han prosperado los mercaderes, los diseñadores y proyectores de anuncios comerciales y la industria privada audiovisual, reduciendo los arquetipos, bien al consumidor, bien al especulador y a los triunfadores en el mercado. El 'espíritu del [nuevo] tiempo' y las condiciones materiales del mismo están contribuyendo a moldear las actitudes y los comportamientos actuales.

Y ahora viene la pregunta que muchos se hacen, incluso a sabiendas de que la respuesta no será muy optimista. En esta circunstancia de 'control social' (donde se mueven los 'influencers' y los 'millennials' como ingredientes de la misma ensalada), ¿puede una persona mantener su autonomía de espíritu y no incurrir en contradicción consigo mismo?

(Nota: En España -escribe López Pina-, los jóvenes de entre quince y cuarenta y cinco años pueden encontrar, en la Generación del 56 y la 'inteligencia excéntrica', coetáneos, maestros y amigos que bien pudieran proveerles de arquetipos morales para el tiempo que ha empezado... prácticamente ayer).

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