Me pregunto: «¿A quién le gustan las catástrofes?». Y me respondo: «A nadie». Y vuelvo a preguntarme: «¿Quiénes las temen?». Para contestar: «Todos». Pero eso ... no es razón suficiente, creo yo, para que vayamos por ahí diciendo, como sucede últimamente, que se nos aproxima una. Y que conviene proveerse de papel higiénico y alimentos.
Publicidad
Lo que podría pasar no es que se acelere aún más el cambio climático. Si hubiese miedo a eso, no nos quedaríamos impasibles cuando los que mandan hablan y hablan, pero no hacen nada. Lo que asusta estos días al personal son los efectos de la crisis económica derivada de la pandemia. Algo en lo que no habíamos pensado antes, debido a que lo que de verdad nos tenía acojonados era el virus chino.
Las preferencias de opinión apuntan a que se va a producir un apagón generalizado. Las autoridades españolas dicen: «Pero no aquí». Como si nosotros fuésemos los hijos de un dios mayor. Y dejan caer: «Es en Alemania donde se van a quedar sin luz». Ya me dirás. ¡En Alemania, que es paradigma de país donde todo funciona como un reloj! Sobre todo, a ojos españoles. Y entonces la tele nos muestra (echando mano de vídeos de archivo) una estantería de un supermercado de Londres en la que faltan las patatas. Y, después de eso, pasan a informar (para desengrasar) de los estragos del volcán de La Palma.
–¿Usted qué es? ¿Un escéptico?
¡Qué va! Soy el primero entre muchos en reconocer lo evidente. Me refiero a que, con toda seguridad, habrá una hecatombe mundial, si no paramos ya mismo el cambio climático. Que se vaya a ir o no la luz, pues qué quiere que le diga. Que falten lechugas en las lechuguerías, pues quién sabe. Que van a subir los precios... ¡Ah, eso sí! Pero ese fenómeno es algo recurrente. (Netflix, por ejemplo, que es artículo de primera necesidad, se pone en 17,99 euros desde el 4 de diciembre, festividad de Santa Bárbara tronando). Lo que no se entiende bien es que nos asuste un apagón improbable, y nos deje tan tranquilos la granizada (monumental y tan destructiva) que les ha caído encima a los bolivianos.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión