Era de cajón

¡Vaya por Dios! Por fin han caído en la cuenta. Parece ser que el personal de las alturas andaba dudoso. Y se reunieron para deliberar, a pesar de que el asunto estaba más claro que el agua. Se conoce que les gusta marear aquellas cuestiones que no lo merecen, con tal de simular que andan ocupadísimos. El caso es que, por fin, acordaron lo que era de cajón que tendrían que acordar.

Desde que AstraZeneca reconoció que su vacuna pudiera no ser válida para mayores de sesenta y cinco años, muchos ancianos andaban preocupados. Estaban decididos a no dejarse pinchar ese medicamento. La autoridad no acababa de decir ni que sí, ni que no. Comoquiera que se supo (porque al final casi todo se acaba sabiendo) que la Comunidad Europea se había gastado nada menos que 870 millones de euros en comprar esa clase de mercancía, no pocos pensaron que era preciso aprovechar el perdido. (Una pepla añadida es que su eficacia no pasa del sesenta por ciento).

Después de producirse un silencio excesivo sobre el particular, los de arriba largaron que, desde luego, a los mayores de ochenta años no se les inyectaría esa vacuna, pero nada decían sobre qué hacer con los de sesenta y cinco para arriba. Esperábamos que se acojonaran al saber que, según el Instituto de Salud Carlos III, cada semana de enero han muerto en España por Covid más de 1.300 mayores de ochenta años. (A eso hay que añadir los fallecidos que están sin registrar todavía).

Total que, ayer, después de darle muchas vueltas a la gachamiga, acordaron que, a partir de los sesenta y cinco, AztraZeneca quedaría con las manos en alto tocante a los viejos. Pero aún siguen discutiendo. Se conoce que le han cogido miedo a esfararse. Y ahora tratan de dilucidar si bajan de los sesenta y cinco a cincuenta y cinco. No vaya a ser que... En definitiva, la que le van a poner a ancianitos, ¡je!, es la ARN mensajero, o sea, la de Pfizer-BioNTech y Moderna.

Lo que era indudable desde el principio ha requerido hablar, hablar y hablar. Qué será con aquellas cuestiones que requieran verdaderamente ser sometidas a escrutinio.