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Una parte de la grey murciana (en la que militan un par de mellizos, Juan y Pedro Poveda), más otros de la localidad, según cuenta el compañero Manuel Madrid, llevan la posproducción de un documental sobre Pérez Galdós, amigo mío de confinamiento. Se compone de dos metrajes. Uno (largo) para los cines. Y otro (más corto) para el programa 'Imprescindibles', de La 2. El proyecto lo dirige Calvo Buttini.

Don Benito vivió desde 1843 hasta 1920. Nació en Canarias, pero se enchochó con la ciudad de Madrid y se casó literariamente con ella. Fue un personaje de toma pan y moja. Y somos muchos seguidores suyos los que mojamos, no solo en su obra histórico-episódica nacional. También en sus novelas cuya acción discurre en la capital. Poblachón manchego y todo, le sacó (hincándole bien hincada la pluma de su ingenio) todo el jugo posible: su casticismo, pero también el espíritu de la clase media/media.

El novelista se inmiscuye en todo lo que les sucede a los residentes en la villa y corte. Por ejemplo, las enfermedades de los madrileños y su tratamiento. Epidemias aparte (que algunas hubo en el XIX), se ocupa con minuciosidad de los pequeños y grandes males que afligen a las familias. Contra ellos se empleaba el derivativo, bonita palabra para designar un purgante. Esto alcanzó hasta nuestra postguerra civil. Se usaban aceite de ricino, agua de Carabaña o calomelano. (Este último, también para las bestias).

Sobre el agua cotidiana, ni siquiera medicinal, algunos hicieron de ella un consumo medicamentoso, como alivio de diario. En la novela 'La de Bringas', al señor de Pez («que padecía de rebeldes inapetencias») se le prescribió que madrugase, tomara un vaso grande de agua de la fuente Egipcia, en el Retiro, y la paseara durante dos horas antes de sentarse a la mesa.

Tan a pecho se tomó el consejo este frecuentador de Archena, que acabó convirtiéndose en consumidor vicioso, prefiriéndola incluso a las bebidas espirituosas. Añade Galdós, no sin ironía, que «los instintos galantes no se quedaban atrás en aquella resurrección matutina». Cómo sería la fama del agua que, cuando don Francisco Bringas perdió de pronto la visión, una vecina le recomendó «un vasito de agua con vino»

Curiosidades son.

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