Hasta siempre
Desde aquel día de noviembre de 2013 he entregado lo mejor de mí mismo al proyecto de hacer una Confederación fuerte y unida
Una vez más me acerco a las páginas de LA VERDAD, diario en el que he volcado las demandas del mundo de la empresa y ... también reflexiones personales en estos diez años que he estado al frente de Croem. Diez años dan para mucho, aunque es verdad que el tiempo pasa volando. Recuerdo como si fuera ayer aquel día de noviembre de 2013 en el que los empresarios de la Región de Murcia me concedieron el inmenso honor de representarlos. Desde ese día y hasta este mismo jueves en que dejaré de ostentar el cargo, he entregado lo mejor de mí mismo al proyecto de hacer una Confederación fuerte y unida.
Para ese objetivo he contado con lo más importante, la implicación y la complicidad de las asociaciones y las empresas adheridas, que no sólo han brindado su apoyo al objetivo sino que lo han materializado en más aportaciones que nos han permitido ganar en solvencia, independencia e influencia.
Ha sido así que nos hemos podido plantear retos que luego hemos convertido en hitos como los avances en simplificación administrativa, el respaldo financiero a las empresas y las rebajas fiscales. Pasamos también juntos, unidos bajo el paraguas de Croem, una pandemia de nefastas consecuencias para la actividad empresarial, que obligó a trabajar con ahínco para rescatar a los sectores que peor lo pasaron.
Miguel López Abad tendrá todo el apoyo del que yo he gozado y podrá así afrontar los retos pendientes
El diálogo con las Administraciones ha sido una constante, siempre desde la lealtad pero con el tono reivindicativo que merecen las necesidades de nuestras empresas. También con las centrales sindicales, que son la base, junto a las organizaciones empresariales, de un diálogo social fluido y constructivo. Al menos en la Región de Murcia, no tanto en el marco nacional, donde se ha vivido justamente lo contrario.
Pero si con algo me quedo verdaderamente de esta experiencia es con las personas con las que he convivido y con las que me he encontrado en el camino. El equipo de Croem, que ha hecho más fáciles las cosas y ha seguido el ritmo que exigían las circunstancias. Igual que el de mi propia empresa, J.J. ALBARRACÍN, lo que ha hecho posible la dedicación que requiere un puesto de tanta responsabilidad. A ellos se suman los órganos directivos de la confederación y en particular el grupo que han formado todos los vicepresidentes y los dos secretarios generales, siempre leales y con ánimo de sumar a la causa. Y sin duda alguna el apoyo sin límites que me ha brindado mi familia, en particular mi mujer, Mª Dolores.
Me voy con la tranquilidad del deber cumplido. De haber dejado una Croem en una situación financiera envidiable para afrontar el futuro con todas las garantías. Y con unas cotas de representatividad que aportan la legitimidad que requiere el proyecto.
Y eso es lo que necesitamos más que nunca, unidad de acción. Que una región pequeña como la nuestra no encuentre fisuras a la hora de trabajar por el interés común y que el Gobierno y los partidos de la oposición sepan que, con sus lógicas diferencias ideológicas, pueden y deben alcanzar acuerdos que redunden en el interés general.
Nos quedan muchas tareas pendientes, sobre todo las relativas a infraestructuras. El Corredor Mediterráneo, la aportación del Trasvase Tajo-Segura y la construcción de El Gorguel son las más recurrentes. Pero no podemos olvidar prioridades irrenunciables para nuestra región, como la negociación de una financiación autonómica justa y la diversificación de nuestra economía, que tiene que pasar necesariamente por un nuevo Plan Industrial y por la apuesta definitiva por el turismo como motor de crecimiento.
Esta legislatura será muy importante para avanzar en los retos planteados y para ello no sólo será fundamental que haya una posición común dentro de la Región, sino que exista un diálogo continuo y un entendimiento entre las Administraciones, sean del color que sean.
Croem reivindicará siempre unas relaciones entre gobiernos basadas en la responsabilidad y el respeto. Es la forma de proceder del empresariado, hacer cuanto sea necesario para llegar a acuerdos que sean beneficiosos para el conjunto de los ciudadanos. Es lo que hemos procurado en estos últimos años y lo que a buen seguro perseguirá quien hoy me sucederá en el cargo.
Miguel López Abad tendrá todo el apoyo del que yo he gozado y podrá así afrontar los retos pendientes y los que estén por venir. La candidatura única avalada por una amplia mayoría de asociaciones y empresas es el mejor punto de partida posible para ello.
Que las últimas líneas de este último artículo escrito para LA VERDAD sirvan de despedida, pero no con un adiós sino con un hasta siempre.
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