'Influencers' y el postureo literario

Entre mis vicheadas estaban Georgina Rodríguez, Ester Expósito, Dulceida, María Pombo y alguna y alguno más que no me sonaban de nada. Pero que tenían más del millón de seguidores. Y si tuviera que seguir sus consejos literarios, simplemente creería que los libros no existen.

Publican fotos con ropas que les gustan tanto que antes de subir la foto ya tienen la prenda a la venta en alguna plataforma de ropa de segunda mano. Las mamás muestran a sus hijos combinados con su propia ropa (¿para cuándo la ley que impida a los progenitores sobreexponer a sus hijos en redes sociales?). Y ya los clásicos de mira qué bien estoy en mi yate, qué te parece mi desayuno, cómo me excito mirándome en el espejo del recibidor mientras me hago un selfi. He visto en el perfil de María Pombo hasta un bodegón de sandía, pero ni rastro de libros.

Con lo resultones que son los libros. ¡Si los hay con portadas maravillosas que combinan fenomenal con cualquier trapillo de Chanel! Los 'influencers' están despistados, pero para eso estoy yo, para iluminar su paraíso digital en la tierra.

A ver, almas de cántaro, los libros también sirven para posturear. Cómo es que a María Pombo o a su marido, que también se dedica a esto de no hacer gran cosa, no se les ha ocurrido fotografiar a su hijo de meses leyendo 'Guerra y paz'. ¡El 'engagement' que alcanzarían! Y Ester Expósito, que podría justificar su expresión de éxtasis permanente mientras sostiene las 'Obras completas' de Santa Teresa de Jesús. Y qué mejor que colocar un buen tomo a la altura de la tripilla y no tener que recurrir a filtros o a hacer abdominales. Toma nota Tomás Páramo: 'Los Miserables', con sus casi mil páginas. Y en esas quedadas de grupos de 'influencers' (que se reúnen porque se adoran, y no porque les represente la misma agencia), qué mejor que un libro para tapar la cara de algún colega. Mi sugerencia, 'Aquí hay demasiada gente'. Ideal para Dulceida.

Creo que a los 'influencers' les falta imaginación. Si no, se darían cuenta de que los libros son un recurso perfecto para que tus hijos parezcan listos, para justificar tus poses, para completar un 'outfit', para pasar del gimnasio y para mandar indirectas.