Han pasado unos días, pero aún estoy con un chichón en el ánimo por Kyle Rittenhouse, el chico de 17 años que está acusado de ... matar a dos personas en Wisconsin. Quiso poner orden en los disturbios después de que un policía blanco disparase hasta siete veces por la espalda al afroamericano Jacob Blake. Un grupo llamado Guardia de Kenosha hizo un llamamiento para acaudillar gente que defendiera la ciudad y Kyle acudió a la 'leva' orgulloso. A una edad en la que debería pensar en sexo, música, pelis de miedo y un botelleo incluso, adrenalinas propias de la edad, a él le mueve otro aroma: el del olor a pólvora y el tableteo de las armas. El episodio me ha recordado 'Tres días y una vida', un libro genial de Pierre Lemaitre que trata de un acto criminal cometido por un menor. Aunque el verano esté ya a los postres y agosto sea historia, saque tiempo para leerlo. Mientras, yo seguiré acalorado por este chico que, por cierto, tiene un ídolo: Donald Trump.
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