Posibilidades del turismo de base local
El modelo hegemónico de turismo tiende a imponer propuestas homogéneas que replican las mismas experiencias en distintos lugares. Este enfoque atiende a intereses y lógicas ... del mercado global, de modo que está orientado al control de la demanda (qué puede/debe experimentar el turista-consumidor), en lugar de reflexionar desde la oferta: qué puede ofrecer un territorio y cómo hacerlo de manera sostenible. Además, este 'turismo convencional' a menudo implica una sobreexplotación de los recursos naturales y culturales, de modo que transforma paisajes únicos en productos estandarizados, satura los destinos, provoca el deterioro del medio ambiente y en su caso la pérdida de valor del patrimonio local. Frente a esta máquina de fotocopiar experiencias, el turismo de base local (TBL) se presenta como una alternativa que merece nuestra atención y tal vez convenga plantearnos sus posibilidades en nuestro territorio.
El turismo de base local se presenta como una forma alternativa que pone en el centro a las comunidades locales, permitiéndoles gestionar, organizar y beneficiarse directamente de la actividad turística. El TBL parte de una visión que busca integrar la actividad turística con la cultura local, la preservación del medio ambiente y el desarrollo comunitario, en lugar de adaptar todo al gusto de un turista global. En su esencia, el TBL aboga por la creación de un modelo turístico donde la comunidad local tiene el control y la propiedad sobre los recursos turísticos, como paisajes culturales o tradiciones. Aunque no siempre necesita de una especie de gobernanza comunitaria que centralice su actividad. No se trata de una forma romántica, practicada por comunidades exóticas que pareciera que desconocen las lógicas del mercado. Encontramos territorios donde confluyen distintas iniciativas turísticas, lideradas por perfiles heterogéneos con distinta vinculación con la comunidad y que, aunque aparentemente desconectadas y dispersas, interactúan de manera informal y colaborativa, de modo que generan sinergias que contribuyen al desarrollo local, conformando algo así como un ecosistema de emprendimiento turístico sostenible.
Claro, ya hay quienes practican una forma de TBL sin saberlo (sin hacer alarde). Muchos pequeños negocios de turismo rural, casas rurales gestionadas por familias, o guías locales que organizan rutas por paisajes naturales, están implementando de manera intuitiva los principios del TBL. En estos contextos rurales de interior donde estos alojamientos turísticos son un importante motor económico, los propietarios no sólo se benefician directamente, sino que involucran a otros negocios locales, como restaurantes, tiendas de artesanías y actividades culturales. Estos pequeños negocios pueden contribuir a revitalizar y diversificar la economía local, preservan las tradiciones y el entorno natural, y en ocasiones ofrecen a los visitantes una experiencia que difiere del turismo masivo. No se trata de experiencias extraordinarias, ya que el producto turístico será en apariencia convencional, lo que cambia es la estructura desde la que se oferta. Esto explica que las experiencias de emprendimiento rural no podrían trasladarse a otro entorno sin perder parte de su propuesta de valor, precisamente porque ese valor genuino está en los vínculos con el contexto particular en el que se enclavan.
Para que estas iniciativas prosperen y se contagien, es necesario que cuenten con el apoyo de las instituciones públicas. El TBL no puede desarrollarse plenamente sin el respaldo de políticas públicas que fomenten este tipo de turismo, proporcionando acceso a formación, financiación y recursos que permitan a estos pequeños emprendedores crecer y consolidarse. Y todo esto requiere planificación y un enfoque estratégico que no se atomice en productos turísticos encapsulados, como si cada uno de ellos requiriese de un plan distinto y estuvieran desconectados del sistema turístico del lugar. Se trata de vincular territorios y recursos, autóctonos y foráneos, emprendimiento privado y agencia local, mirada a corto plazo y prospección de futuro.
Para que el turismo de base local se convierta en una realidad consolidada no se puede esperar que surja y se mantenga de manera espontánea. Es fundamental plantear un análisis detallado de las áreas con mayor potencial para desarrollar este tipo de turismo, y para ello evaluar tanto las características de las comunidades locales como las oportunidades de mercado. Quizás sea hora de llevar a cabo un estudio de idoneidad que permita valorar la situación actual y determinar en qué zonas concretas sería más viable implementar propuestas de TBL, identificando los recursos naturales y culturales clave, así como las necesidades de las comunidades. Puede que lo primero sea preguntar allí donde ya se está haciendo, que se reconozcan esas historias de éxito y se diseñe una hoja de ruta que considere su conocimiento acumulado.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión