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Leo en el 'New York Times' que los científicos pueden estar a un paso de resolver uno de los grandes misterios del universo: ¿por qué existimos? Amárrame los pavos. ¿Y la vacuna pa cuando? A ver si van a dar antes con lo otro. Vale, soy igual de bruta que la madre de Alvyn en 'Annie Hall' cuando lo lleva deprimido al médico. La razón, que el Universo se expande. El Universo es todo y algún día estallará y será el final de todo. «Eso no es asunto tuyo», dice la madre. Y sigue: «Brooklyn está aquí y Brooklyn no se expande».

¿Por qué existimos? Me daba igual antes de la pandemia, no me va a preocupar ahora. Después de la comparecencia de Sánchez 'desexplicando' la desescalada, mis dudas tenían que ver con las peluquerías y los fisioterapeutas, no con el sentido del Universo. Sí me quedó claro que todavía falta para poder cambiar de provincia y ahí me acordé de Solzhenitsin cuando Íñigo lo entrevistó en marzo de 1976 y alabó las libertades españolas frente al yugo soviético: «Ustedes pueden viajar, ir de un lado a otro. Allí estamos atados y sometidos a lo que decidan las autoridades». Esto por lo menos nos servirá para apreciar lo libres que éramos. En 1976 y con Sánchez antes de la pandemia. Pese a las bobadas de ser víctima, de estar oprimidos, de no poder hacer chistes racistas o de gays. Como dice Bret Easton Ellis, no se trata de promover el racismo o la homofobia, se trata de tratar a los adultos como adultos.

Rufián se quejó a la ministra Ribera de que no les consultan. «Les habríamos dicho que no tiene sentido ir a cortarse el pelo antes que ir a ver a tu madre». Si por Ribera fuera ni pelo ni madre. Patria o muerte. La vicepresidenta cuarta ni siquiera está de acuerdo con el libertinaje de las fases.

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