Les propongo un juego. Imaginen a un chaval que abandona sus estudios universitarios por pereza, pero que se siente tan acomplejado por ello que el ... resto de su vida envidia a aquellos que se graduaron. Imaginen a ese joven trabajando para la Administración gracias a la intermediación de un pariente suyo bien relacionado. Imaginen al joven llegando tarde al trabajo todos los días o inventando enfermedades para no ir, y los días que va, que se dedique a no hacer nada o a leer libros. Imagínenlo con veinticuatro años enamorado de una adolescente de trece con la que se acaba casando. Imaginen a ese hombre como alguien rencoroso, arisco, que no soporta las críticas, inseguro, alcohólico durante una época y un gran mentiroso toda su vida.
Publicidad
¿Les gustaría tener a este hombre como amigo?
Y si les digo que se trata del escritor Juan Rulfo, ¿cambiarían de opinión?
Les he propuesto este juego porque la semana pasada leía un artículo sobre Juan Rulfo y me sorprendió la manera dulcificada que tenía el autor del texto de justificar ciertos comportamientos del escritor.
Evidentemente, yo he manipulado la realidad porque solo les he descrito lo negativo y de una manera descarnada. No les he dicho que tenía buenos amigos, que se quedó huérfano de niño, que estuvo casado con su mujer toda la vida. Que escribió dos libros extraordinarios 'Pedro Páramo' y 'El llano en llamas'.
Según el artículo, Juan Rulfo era un hombre marcado por la muerte temprana y dramática de sus padres, lo que provocó que fuera un hombre flojo. Que por esto fue incapaz de terminar sus estudios y de mantener un trabajo estable. Que se enamoró de una muchachita de trece años pero que parecía una mujer. Que ella también se enamoró de él porque era un hombre que embelesaba con sus palabras. Que no es que fuera un mentiroso sino un gran narrador oral. Que le faltaban habilidades sociales, por eso resultaba desagradable con admiradores y periodistas, y que ello le provocaba grandes remordimientos.
Publicidad
Esta forma de justificar los defectos y minimizar las acciones reprobables se llama efecto halo. El efecto halo consiste en guiarse solo por un único rasgo destacado que modifica la impresión general de esa persona. No entro a juzgar a Rulfo sino la imagen que se da de él.
Imaginen a un albañil que dejó los estudios, que siendo adulto se enamoró de una adolescente, que era alcohólico, incapaz de mantener un trabajo, un mentiroso y un hombre arisco. ¿Hablarían de él en términos tan comprensivos?
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión