Mientras dure el encierro
NADA ES LO QUE PARECE ·
Desde las redes sociales propuse que quienes estuvieran al otro lado manifestaran a qué libros pensaban meterles mano durante este parónLes doy mi palabra que no era mi intención que, entre todos, me escribieran el artículo. A día de hoy, no soy de los que sufren ni sienten escalofríos ante la página en blanco. Antes bien, darle a la tecla de vez en cuando, me sirve de terapia y de entretenimiento. Escribir para pasarlo mal es de gilipollas. Así lo ha dejado plasmado Pérez-Reverte en repetidas ocasiones, por lo que no pienso llegar a esos extremos. Se trataba, volviendo al caso, de echar, de la mejor manera posible, el rato, de hacer frente a este obligado confinamiento que nos ha convertido a todos en verdaderos robinsones de esa isla solitaria en la que se ha transformado nuestra casa. A menos que no poseas un perro; lo que, en ese caso, vendría a ser como tener una barcaza con la que poder dar un paseo por los alrededores de la isla, oteando el horizonte.
Así pues, desde las redes sociales propuse que quienes estuvieran al otro lado –que ahora son muchos y asaz ociosos– manifestaran a qué libros pensaban meterles mano durante este obligado parón coronavírico. Las cifras del experimento fueron las siguientes: casi trescientos 'retuits' –o como se diga–, más de mil 'me gusta', siete mil 'interacciones' y un total de doscientos cuarenta y cinco mil 'impresiones'. No sé si eso es mucho o es poco, pero, al menos, la gente fue sincera y no tuvo inconveniente alguno en hacer pública su 'hoja de ruta', en lo que a lecturas se refiere, para los próximos días, si no semanas.
Por lo que pude comprobar, hay un firme deseo, casi generalizado, de volver al encuentro con aquellos libros, muy voluminosos en su mayoría, que, desde hace un tiempo, décadas incluso, andan más 'colgaos' que el 'cayao' del abuelo, que diría el castizo: el 'Quijote', 'Guerra y paz', 'Los hermanos Karamazov', 'El conde de Montecristo', 'El rojo y el negro' 'La montaña mágica', 'El nombre de la rosa', la 'Odisea', la 'Regenta', 'Cien años de soledad', 'Rayuela', 'Conversación en la catedral', 'Crimen y castigo' o 'Fortunata y Jacinta', por aquello de conmemorar a lo grande el centenario de Galdós.
Al menos, la gente fue sincera y no tuvo inconveniente en hacer pública su 'hoja de ruta'
Pero las que se llevaron la palma fueron aquellas obras de más actualidad. Los libros que figuran entre los más vendidos en estos últimos meses: 'La madre de Frankenstein', de Almudena Grandes –una verdadera joya, dicho sea de paso–, 'Los asquerosos', de Santiago Lorenzo, que un servidor tiene aún pendiente, 'Sidi', de Pérez-Reverte, casi todo lo de Juan Gómez-Jurado, que es el novelista de moda (alguien, con las pocas palabras que permite un tuit, llegó a manifestar que lo lee por entretenimiento, pero que admite que no es literatura de la buena), la trilogía de 'Sapiens', proclamada como la obra de 'no ficción' del año, 'El infinito en un junco', de Irene Vallejo, escrita magistralmente, o las memorias del Gran Wyoming, 'La furia y los colores', con las que el popular cómico ha logrado desbancar nada menos que a otro popular, Mariano Rajoy, su bestia negra, de entre los más vendidos.
Un comentario aparte merece esa inclinación, también generalizada y un tanto enfermiza, por el género de la distopía. Y dentro del mismo, las obras más clásicas: 'La peste', de Albert Camus, 'Fahrenheit 451', de Ray Bradbury, 'Un mundo perfecto', de Aldous Huxley –confieso que en mi segunda lectura se me cayó literalmente de las manos–, y '1984', la profecía de George Orwell.
Hace décadas, casi en los tiempos del franquismo, en cierta campaña institucional se nos vendió que un libro ayuda a triunfar. Y quizás tuvieran razón, aunque muchos hayan triunfado sin haber abierto jamás uno de estos objetos, a base de chuletas. En todo caso, con la que está cayendo, mientras escampa, leer una buena historia resulta fascinante. Una manera de vencer al aburrimiento y enfrentarse a la adversidad. Groucho Marx lo dijo mejor que nadie: «Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre, y dentro del perro probablemente está demasiado oscuro para leer».