Es obvio que con la dictadura de las redes sociales, vivero de lo políticamente correcto, todos nos cortamos por miedo a que salgan a guadañarnos ... los 'torquemadas' de turno. El buenismo y la ingenuidad se han extendido. El resultado es que estamos cayendo en el infantilismo. Así, leemos que el secretario de Cultura británico ha pedido que Netflix diga que 'The Crown', la serie sobre la monarquía inglesa, es ficción, no vaya a ser que la gente se confunda. Esta misma plataforma decidió hace tiempo prohibir el tabaco en sus películas, como Hollywood. Estamos construyendo un mundo 'light', acolchado, conventual. La 'disneyzalización' del arte nos aboca a un mundo falso. Igual, dentro de un tiempo, cuando alguien vea una peli de ahora, pensará que éramos geniales. No se fumaba y la ficción no hacía pupa a nadie. Éramos estupendos. Qué será lo siguiente: que no existió la contaminación de los océanos ni la deforestación del Amazonas; que Trump fue un angelito y que Maradona solo bebió té. Pensarán que otra cosa era imposible en un mundo tan bueno.
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