Desinterés sexual
A CARA DE LIBRO ·
Las y los jóvenes de los países desarrollados están perdiendo el interés por el sexo. ¡Hasta dónde hemos llegado!Los padres y madres siempre han estado preocupados por la sexualidad de sus vástagos. A los chicos se les animaba a explorar su sexualidad, pero ... existía el miedo a que alguna fresca se los camelara con artimañas sexuales. A las mujeres se las reprimía, porque sobre ellas pesaba el honor de la familia. Si una chica tenía relaciones sexuales con uno y con otro, o solo con uno, la familia bajaba en la escala social. A ellas se las aleccionaba sobre la pulsión incontrolable de los hombres, pulsión a la que las jóvenes debían poner límites. A los chicos se les alentaba, a las chicas se las atemorizaba. Padres y madres andaban preocupados hasta que su descendencia se casaba y formaba su propia familia.
Lo que antaño era tabú, hoy lo encontramos por todas partes. Vivimos en una sociedad sexualizada donde se está perdiendo el interés por el sexo.
La tendencia es mundial, el sexo cotiza a la baja. En Australia, una encuesta desveló que el 40% de los australianos de entre 18 y 24 años nunca habían tenido relaciones sexuales con otra persona. En Japón, más de la mitad de los jóvenes sienten desinterés hacia el sexo. Y esto ocurre en Reino Unido, Estados Unidos y, aunque no hay estudios, parece que también en España.
Las hipótesis que tratan de explicar este fenómeno son muchas. Estrés, ansiedad, uso de antidepresivos, falta de tiempo, dormir poco... Y la preferencia por la masturbación. Los jóvenes consumen pornografía, lo que les provoca la inseguridad de no cumplir las expectativas en una relación cuerpo a cuerpo. Y respecto a las mujeres, de cualquier edad, un estudio mostró que alcanzan el orgasmo en encuentros sexuales el 75% de las veces cuando es con otra mujer y el 63% cuando es con un hombre. Si el sexo es esporádico, de una sola noche, las mujeres se quedan en el 40%, los hombres llegan al 80%. Es comprensible que ellas prefieran el sexo en solitario.
Vivimos en un mundo cada vez más individualista y desquiciado, donde el sexo en pareja no se practica porque da pereza, y donde se conecta mejor de manera virtual que con la persona que está al lado.
Qué lejos parece quedar esa adolescencia y primera juventud convulsa a nivel sentimental y sexual que planteaba Haruki Murakami en 'Tokio Blues'.
Los padres y las madres del pasado respirarían tranquilos. Los del presente, nos enfrentamos a nuevas preocupaciones.
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