El cine Rex
TERCER MILENIO ·
Se impone una intervención pública con apoyo ciudadanoDecía Isaiah Berlin que no hay avance sin pérdida. A veces, pérdidas dolorosas, otras, desde luego, son pérdidas deseables, por ejemplo, todo el mundo celebra ... que desapareciera la 'costumbre' de arrojar a los leones a los cristianos en la Roma clásica. Pero, como digo, a veces –demasiadas veces– hay pérdidas dolorosas: se pierden paisajes, costumbres, edificios... Se pierde, en suma, parte de la memoria colectiva. Hay pérdidas inevitables, la furia de la historia arrasa las cosas. Sin embargo, hay otras pérdidas para las que, antes de que se produzcan, puede o debe haber soluciones.
El cine Rex de Murcia, ahora en peligro de muerte inminente, es uno de esos edificios que acoge entre sus vetustas paredes la memoria ciudadana de varias generaciones. Fue creado nada menos que en 1913, casi en los albores del cinematógrafo, entonces con el nombre de cine Ortiz, como recordaba hace tres años LA VERDAD, cuando la empresa propietaria del Rex desvelaba ya sus intenciones de dedicarlo a otras labores. Es pues un edificio de interés histórico y cultural con cierta protección legal, aunque esa protección solo obligue a conservar la fachada, un 'decorado'.
Claro que yo también quisiera un cine Rex vivo, no soy tan insensible. Pero intentemos ser razonables y también pragmáticos: está muy bien reunirse cincuenta o cien personas frente al cine y gritar «¡cine Rex vivo!», está bien y es muy loable, pero, después de eso, ¿qué? No se puede obligar a un empresario, sea de cine, hostelería o de piedras de mechero, a mantener activo un negocio si es ruinoso o ya no es rentable. Todo sería más fácil si la gente, salvo excepciones –estrenos de películas muy comerciales, etcétera– no hubiese desertado de ir al cine. La gente ve cine, pero a través de determinadas plataformas o por artefactos técnicos como la televisión o el móvil, pero poco en la gran pantalla y en los cines clásicos. Es la Historia, amiga.
Desde mi punto de vista se impone, pues, una intervención pública con apoyo ciudadano –hace meses se creó una plataforma para la defensa del Rex que convoca concentraciones frente al cine–. Pero ello sabiendo también que el dinero público no es ilimitado, y en Murcia ya existe una filmoteca que funciona razonablemente bien. Hay que imaginar nuevos usos relacionados con el cine para que sus paredes no acojan bares, gimnasios o tiendas de ropa, que además también suelen ser sonoros fracaso, como el del antiguo hotel Victoria. Pero, sí: queremos un cine Rex vivo e íntegro en su arquitectura. Ojalá que sea posible.
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