¿Estamos protegidos?

El trasfondo de estas reuniones parece claro: Estados Unidos y Rusia buscan obtener beneficios estratégicos y económicos del conflicto bélico, sin considerar las pérdidas humanas, las violaciones de derechos y las atrocidades cometidas en el terreno. Ante esta realidad, cabe preguntarse: ¿tiene un verdadero impacto el Tribunal Penal Internacional de La Haya o su labor se diluye frente a los intereses de las grandes potencias?

Por otro lado, en un contexto donde la legislación promete proteger la privacidad de los ciudadanos, la realidad muestra una tendencia opuesta. El uso masivo de redes sociales y la constante exposición de información personal han convertido la protección de datos en un principio cada vez más frágil. Las regulaciones existentes parecen ineficaces ante la expansión del control digital y la recolección indiscriminada de información por parte de corporaciones y gobiernos.

Los ideales de democracia, igualdad de oportunidades y privacidad, pilares fundamentales de las sociedades modernas, parecen estar en peligro. En este nuevo orden global, la pregunta no es solo si estamos protegidos, sino si estos principios podrán resistir la transformación que estamos presenciando.