Orgullosos del Trasvase Tajo-Segura

Como es sabido, las empresas agrícolas de cultivos intensivos explotan las tierras anteriormente de secano, en régimen de alquiler, a pequeños agricultores que, ante la incapacidad de obtener beneficios, se vieron obligados a buscar el pan de sus hijos en tareas que les garantizaran una mínima estabilidad económica.

Sin embargo, una minoría de propietarios de tierras decidieron no arrendar sus parcelas y continuar con sus cultivos tradicionales en medio de esas gigantescas corporaciones que cultivan cientos de hectáreas sin apenas dar descanso a la tierra entre una plantación y la siguiente. Durante varias décadas, esos labradores que continúan empecinados en mantener los árboles que heredaron de sus padres y abuelos, aun sabiendo que les falta dinero para cubrir gastos, lo hacen por mantener la memoria de sus antepasados.

Asimismo, sufren en ocasiones las roturas de lindes por las grandes maquinarias de sus vecinos, el uso de sus bancales como aparcamiento de los jornaleros que recolectan las hortalizas, la invasión de plásticos de protección de los cultivos de verano y mangueras de riego y demás residuos de las bandejas de planta... Sabían que había que trabajar a pérdidas, pero es superior el dolor por las faltas de respeto de algunas de esas empresas en las que es imposible encontrar a un responsable que al menos escuche sus quejas. Probablemente, daños colaterales de esa gran obra, que un bajo porcentaje de campesinos lleva sufriendo durante largo tiempo y sin rechistar.