La Semana Santa y el huertano
ENRIQUE DOLON GARCÍA
Viernes, 11 de abril 2025, 01:16
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ENRIQUE DOLON GARCÍA
Viernes, 11 de abril 2025, 01:16
El huertano, desde hace muchos años, ya participaba en la Semana Santa murciana. Esta tradición pasaba de padres a hijos y así ha llegado hasta ... nuestros días. Como un nazareno más, acudían a la iglesia para ponerse a las órdenes de los regidores de su cofradía. Pero ocurre que la huerta nunca duerme, ya que exige sus cuidados cotidianos, que hace que personas siempre estén de guardia. Si el cabeza de familia se ausentaba, la mujer ocupaba este hueco y en ella recaía toda la responsabilidad, con la casa, los hijos, la comida, los animales y el trabajo de la huerta.
Ella, días antes, entre otras cosas, sacaba del baúl de la ropa las vestimentas propias del evento y las repasaba, una a una. Después iba planchando la blanca camisa, las enaguas almidonadas, los zaragüelles, el pañuelo de la cabeza, el capirote, con sus cintas bien planchadas, las medias blancas con esos bordados de flores de vivos colores y la túnica y las esparteñas nuevas.
Con estas vestimentas, chaqueta y corbata. Todas descansaban sobre dos sillas de enea. El día señalado, comenzaba el ritual de colocarse la vestimenta, rematada por la túnica, con el cíngulo apretando la cintura, formando lo que se denominaba el buche, que en aquel entonces rellenaban con los mejores frutos de su huerta, como habas, alcaciles y los huevos cocidos, para ofrecer a los más necesitados. Hoy ha quedado como un detalle pintoresco. Portar, llevar, arrimar el hombro a un trono es para un nazareno el mayor honor y hacer todo el recorrido de la procesión es un logro, cuya emoción se viene recompensado y se manifiesta con alegría y abrazos con los compañeros.
Despidiéndose con la tristeza natural que trae consigo cuando los sentimientos han llegado a su culmen, con la entrada del último trono al templo. Queda otra año de espera y de ilusiones, si ocurriera algún incidente, aunque fuera leve, ya se encuentra el hijo para ocupar el puesto, como lo hizo el padre y el padre de su padre. Porque el huertano vive la Semana Santa como algo muy especial y forma parte de ella, como un protagonista más.
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