Ecologistas voluntarios por cuenta propia
CAYETANO PELÁEZ DEL ROSAL
Domingo, 27 de abril 2025, 00:42
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CAYETANO PELÁEZ DEL ROSAL
Domingo, 27 de abril 2025, 00:42
Para servir a la Madre Naturaleza y ayudar a conservar el medio ambiente de forma que pueda ser aprovechado por las generaciones futuras no son ... necesarias ONG multitudinarias. Porque como decía Elvira, vidente y médium, «muchos poquitos hacen un mucho».
Si cada uno de nosotros actuáramos como ecologistas, creo, sinceramente, que esto se arreglaba, o, por lo menos, no iría a más.
Viniendo el otro día de Murcia, al subir el Puerto de la Cadena, me llevé una gran decepción: muchísimos pinos se han secado. Y el monte se ve mustio, triste. ¿No fue posible hacer algo por ellos? ¿Darle un riego de emergencia con los aviones de apagar los incendios?
Voy haciendo el paseo matinal obligatorio, 'a pata' –que es lo más ecológico que puede haber, porque ni consume, ni contamina–, para mantener a raya los parámetros biológicos que definen la normalidad corporal, cuando dirijo mi visual hacia un contenedor de podas. Está lleno de ramas, hojas, que a veces salen del mismo, dando un espectáculo de incivismo, y observo que alrededor han tirado unas macetas grandes con sus arbolitos ornamentales.
Me acerco, miro y veo que están con sus macetas correspondientes, nuevas, impolutas, pero ¡ay, Dios mío!, la sequedad ha hecho presa de ellas. Deduzco que deben ser de alguna de esas casas que son visitadas una vez al año, por sus dueños por vacaciones, y se riegan con la lluvia que cae del cielo ocasionalmente.
Me paro, y mientras observo los ejemplares, que me miran con cara de pena para que me los lleve y les dé de beber, aparece un matrimonio con su hija, que parece ser de la capital de España por el tono de su habla.
Comento con ellos el panorama que hay alrededor del contenedor, que hay que ver la gente lo poco naturalista que es, que tira las plantas, con lo necesitados que estamos de ellas. Me decido por unas cuantas macetas, y ellos mismos me ayudan a transportarlas hasta mi casa, pero cuál es su sorpresa cuando les digo que todo lo que hay en el patio ha sido salvado por mis manos de ir al basurero. Es mi pequeña aportación por medio de las plantas para devolver el oxígeno que gasto diariamente en mis actividades. Tengo en mi haber varios naranjos, un limonero, una higuera, laureles, cañas de azúcar, tres olivos pequeños, una gran morera y gran variedad de plantas salvadas del contenedor 'in extremis'.
Esta familia es ecologista y pasa por los contenedores de poda salvando las plantas que se arremolinan a su alrededor, y que sus dueños ya no las querían. Yo me quedo en esta ocasión un arbusto de gran porte, algunas enredaderas y cintas, que pasan a convivir con las otras plantas que alegran mi pequeño patio.
El hombre lleva unas tijeras de poda y me la prepara, quitándole lo innecesario. Me ayudan a transportarla hasta mi casa. Y por ello les doy las gracias. Cuando se van, contentos, cojo la regadera y le echo un buen regado, lo que las plantas me agradecen, porque de no ser por nosotros, se hubieran muerto. Ya lo cantaba su color amarillento, y las hojas chuchurrías de sus ramas.
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