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Caos comunicativo

Caos comunicativo

Es insólito que una ley tan relevante como la de adaptación al cambio climático no fuera acompañada por una exposición pública de la ministra. Y conocer que habrá una ley de transición hidrológica por una respuesta escrita a un diputado

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Domingo, 18 de noviembre 2018, 08:17

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Mucho se habló durante la última legislatura sobre los problemas de comunicación del Gobierno de Rajoy y de su incapacidad para explicar acertadamente sus políticas. No llegan los mensajes, se lamentaban reiteradamente en las filas populares. Rajoy, un presidente refractario a las comparecencias ante los medios informativos, no le dio relevancia a la comunicación política hasta los estertores de su mandato. Lejos de aprender la lección, el Ejecutivo de Sánchez tropieza en esa misma piedra una semana tras otra. Parecía imposible, pero el líder socialista está superando a Rajoy en su aversión a las preguntas de los informadores. Pero más sorprendente todavía es el desconcierto al que tiene sometido a su partido y a sus ministros con mensajes contradictorios sobre asuntos capitales: en el hemiciclo aseguraba a principios de semana que presentará los Presupuestos del Estado y solo un par de días después se filtra desde Moncloa que no lo hará para evitar una derrota segura, lo que se oficializa finalmente en la rueda de prensa del viernes de la portavoz Celaá. Puede que sea una estrategia para presionar y ganar el respaldo a las cuentas públicas de los renuentes independentistas catalanes, pero se despliega a costa de ofrecer una imagen de despiste y de completa descoordinación entre las ministras de Economía y de Hacienda. Si ya tenían difícil justificar los cambios de criterio de Pedro Sánchez desde que es presidente (véase la abracadabrante explicación de Carmen Calvo sobre la opinión del presidente respecto al presunto delito de rebelión en el 'procés'), el Ejecutivo debería poner fin a su larga cadena de anuncios, desmentidos y matizaciones sobre asuntos de calado, desde la reforma educativa a la regulación de la contratación laboral o la tributación de los autónomos.

Particularmente llamativo es el caso del Ministerio de Transición Ecológica. Su titular, Teresa Ribera, es una profesional cualificada con alto conocimiento técnico. Eso resulta tranquilizador cuando en sus manos está el borrador de una ley de adaptación al cambio climático. Porque es una normativa absolutamente necesaria (el equipo de Tejerina dejó en el cajón su propia ley) y tiene un gigantesco impacto social, económico y medioambiental. Lo inexplicable es que siendo tan importante no hubiera una exposición pública por parte de la ministra, en paralelo a su remisión a los partidos políticos y las organizaciones sociales. Sectores de notable peso en nuestra economía, como el automovilístico o el energético, se han encontrado de bruces con un texto que fija objetivos y calendarios, como la prohibición de la venta de vehículos de gasolina y diésel a partir de 2040. Sin duda, la industria del motor tiene tiempo para alcanzar esas metas, pero resulta insólito que no hubiera sido previamente consultada. Llueve sobre mojado. No son pocos los planes de este Ministerio que llegan a la opinión pública tocados por una nefasta praxis comunicativa. Es del todo sorprendente que la ministra, tan preparada como está, suelte en un corrillo de periodistas que los vehículos diésel tienen los días contados, provocando un inmediato desconcierto de los consumidores y un bajón injustificado de las ventas. O que nos enteremos por una respuesta escrita a un diputado de que el Ministerio prepara una Ley de Transición Hidrológica de la que por el momento solo se conoce el nombre. Son demasiadas las veces que los socialistas murcianos y valencianos se han visto obligados a intervenir en los últimos meses para matizar declaraciones o corregir dictámenes del Congreso que hablan de redimensionar el Trasvase Tajo-Segura. Da buena idea de este problema para los socialistas murcianos el hecho de que deba ser la exministra Narbona quien aclare cuáles son los planes del PSOE en materia hidrológica, con más acierto, claridad y ganas que la actual titular del Ministerio de Transición Ecológica.

En materia de comunicación, el Gobierno se adentra en el caos. Y empieza a pasarle factura. Cuentan que el jefe de Gabinete del presidente, el asesor Iván Redondo, fue el 'cerebro' de la estrategia que tumbó a Rajoy. Ahora no pocos empiezan a mirar al artífice de ese éxito político como responsable del actual guirigay. Y algunos recuerdan cómo llevó al popular Monago del triunfo al fracaso en las urnas, tras una etapa de opacidad informativa y mil ocurrencias.

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