Del puerto a Jenni: historia de un beso
Siendo yo niño o adolescente me levantaba y acostaba con los cantares de las vecinas
Pongamos un poco de humor entre tanto disparate y tanta crispación imparable. Allá por los años sesenta y setenta Manolo Escobar arrasaba en los recodos ... populares de toda España, incluida Cataluña. El cantante, ya desaparecido, protagonizaba películas y llenos en los teatros. No me diga usted que no se acuerda, no se haga el coqueto. Los jóvenes quizás no sepan quién fue Escobar, un grande patrio, pero los más mayores sí.
Siendo yo niño o adolescente me levantaba y acostaba con los cantares de las vecinas, que mientras barrían o cosían tarareaban a Marifé de Triana y, como último grito popular, a Manolo, el gran Manolo. Y en una de esas canciones y películas cantaba: «Por un beso que le di en el puerto/ a una dama que no conocía/ han querido matar mi alegría/. Si lo llegan a saber mis huesos/ la lleno de besos hasta el corazón».
Los tiempos cambian. Imagínense hoy al señor Rubiales contándole a la prensa o al juez que si llega a saber la que se iba a liar por su beso –el más retransmitido de la historia– no le hubiese dado uno a la futbolista Jenni Hermoso, sino que le hubiese dado miles. Total, ya puestos... Imagínense, ya que el tal Rubiales parece festero, que hubiese convocado una rueda de prensa y en ella, acompañado por el ministro Iceta, muy bailarín, hubiese interpretado la copla de Manolo Escobar. El escándalo hubiese sido de dimensiones ultraterrenas.
Sin embargo, en la película protagonizada por Escobar hace más de cincuenta años, con la citada copla como centro argumental, el cantaor almeriense la canta ante el juez mientras que este, el magistrado, va siguiendo el compás sonriente y, por supuesto, orgulloso, según sus gestos, de que en España hubiese hombres de verdad dispuestos a llenar de besos a las mujeres que se le pusieran delante, con permiso o sin él.
En la película el beso se produce al confundir el protagonista a la señora besada con otra mujer. Pero, visto lo visto, ya advierte el cantante ante el juez de que, de haber sabido lo que iba a pasar, la habría llenado de besos hasta el corazón. Sin cortarse un pelo. Y quizás, sujetándose simbólicamente los genitales. Y es que Manolo era mucho Manolo. Y la española cuando besa es que besa de verdad. Pero en la película la señora es extranjera, y en esa época todas las turistas eran suecas besables. Besaban por frivolidad.
Lo que cambian las cosas. Los 'manolos' lo tienen mal. Afortunadamente.
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