Borrar

La agricultura y el cambio climático

Para que la actividad intensiva se una a la lucha contra el cambio climático, necesita una transición profunda hacia una intensificación sostenible

Martes, 10 de marzo 2020, 02:42

El 25 de febrero el decano del colegio oficial de ingenieros agrónomos de la Región de Murcia publicó un artículo en este periódico en relación a la importancia de la agricultura y la explotación forestal en la lucha contra el cambio climático. Desde el grupo de Erosión y Conservación de Suelos y Agua del CEBAS-CSIC, donde llevamos muchos años trabajando en esta temática, queremos matizar algunos aspectos fundamentales para ayudar a entender cómo realmente la agricultura puede formar parte de la solución al cambio climático.

La agricultura, la ganadería y el aprovechamiento forestal, efectivamente, pueden ser parte de la solución en la lucha contra el cambio climático si se aplican en las zonas adecuadas y de manera sostenible. Son sectores de producción fundamentales para la sociedad que dependen del buen funcionamiento del medioambiente, y con una buena gestión pueden contribuir a la lucha contra el cambio climático y una mejora ambiental. Sin embargo, el modelo agrícola más común actualmente, a menudo, tiene efectos negativos sobre ello.

¿La agricultura y la explotación forestal son las únicas armas que tenemos para hacer frente al cambio climático? Pueden contribuir, pero depende de qué tipo de agricultura y explotación forestal estemos hablando. En primer lugar, tenemos que diferenciar entre agricultura intensiva de regadío, agricultura extensiva de secano, y la explotación forestal. Cada una de estas actividades juega un papel muy diferente, como explicamos a continuación.

Numerosos estudios científicos detallan cómo ciertas prácticas de manejo sostenible, como la labranza mínima, el uso de cubiertas verdes o diversificación de cultivos, pueden contribuir a la lucha contra el cambio climático. Estas prácticas, que se aplican principalmente en agricultura extensiva de secano, pueden ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero e incluso fijar CO2, aumentar la resistencia contra la erosión y contra sequías e inundaciones, aportando beneficios económicos y socioculturales para el agricultor y la sociedad. Por otro lado, muchos estudios demuestran como la reforestación en zonas degradadas aumenta el secuestro de CO2 de la atmósfera, reduce la erosión del suelo y contribuye a la prevención de avenidas. Sin embargo, otros muchos estudios indican las limitaciones que tiene el secuestro de CO2 por reforestaciones, y explican que la principal solución al cambio climático está en reducir las emisiones. Por lo tanto, la agricultura y explotación forestal pueden contribuir, pero no son las únicas armas.

¿Contribuye la agricultura de regadío intensivo a la lucha contra el cambio climático o la desertificación? Se ha demostrado que la agricultura de regadío intensivo basada en monocultivos no contribuye al secuestro de carbono y a la lucha contra el cambio climático. Además de secuestrar muy poco carbono, la mayor parte del carbono secuestrado vuelve a la atmósfera de forma casi inmediata cuando se roturan las tierras tras cada cosecha. Más importante aún, la producción de fertilizantes que se utilizan en este tipo de agricultura intensiva es una fuente muy importante de gases de efecto invernadero. Además, los suelos en el regadío intensivo con muy escasa cubierta de vegetación, compactados y pobres en materia orgánica, no ayudan a la adaptación al cambio climático, aumentando drásticamente el riesgo de erosión e inundaciones.

¿La desaparición de la agricultura intensiva implica desertificación y liberación del CO2 secuestrado? No, al contrario, la agricultura intensiva de regadío es una de las principales causas de desertificación debido, entre otros, a sus impactos sobre la calidad del suelo. Sin embargo, también en la agricultura intensiva existen opciones de manejo para reducir sus impactos negativos sobre los suelos, el clima y el medio ambiente. Las emisiones de la agricultura en Europa han disminuido en las últimas décadas, pero no por ello podemos pretender que es un sumidero de CO2. La agricultura es central en muchos de los desafíos a los que se enfrenta la sociedad. Para que la agricultura intensiva se adhiera a la lucha contra el cambio climático y otros desafíos, como alimentar a la creciente población mundial con alimentos de alta calidad producidos de manera sostenible, esta necesita una transición profunda hacia una intensificación sostenible. Esta debe basarse en mayor eficiencia, sustitución y disminución de insumos, rediseño del sistema de producción, y planificación espacial integrada del uso del suelo para garantizar menor impacto ambiental. Para esta transición hacia un modelo sostenible con beneficios económicos, sociales y ambientales, necesitamos información viable basada en rigor científico y colaboración constructiva entre todos los sectores implicados.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad La agricultura y el cambio climático