Bocas cerradas

Cuentan los 'cronicones' que estando en la villa de Calatayud un lugareño atento a la manifestación facial del Emperador, y queriendo ayudar al soberano, le espetó con todo respeto: «Cerrad la boca Majestad que en estos parajes las moscas son muy atrevidas». Desde entonces, al decir 'En boca cerrada no entran moscas', advertimos al oyente de que, por si acaso, es mejor estar callado.

Alguno de los múltiples asesores de Cobarde Sánchez, tal vez la asesora especial de Catedrática Begoña, o todos en comandita haciendo de esa frase un axioma, han aconsejado al feliz matrimonio que en sus comparecencias ante el juez Peinado, o en comisiones varias, debían permanecer con la boca cerrada, y caso de que les petara, decir algo no se salieran del guion elaborado: maniobra de la ultraderecha, acoso político, pretenden derribar al Gobierno con bulos y torticeras maniobras, ataque a la feminidad; todo quedará en nada cuando todo se aclare, transparencia por encima de todo y ánimo para seguir con ese Gobierno tan guay, tan progresista, que tanto está haciendo por el pueblo.

Pensaban, aunque lo de pensar en alguno de los citados es un oxímoron, que en boca cerrada no entrarían moscas, pero las moscas, como ya decía aquel bilbilitano, son muy atrevidas y entran por cualquier rendija. Han entrado en tropel cual si las andanzas y mudanzas del feliz matrimonio, sus parientes y amiguetes fueran un panal de rica miel.

Las moscas de Ábalos, imputado ya por el Supremo, con las maletas de Delcy a cuestas, las mascarilllas asfixiando sus fosas nasales, Aldama en prisión cantando por carceleras o garrotín, y Koldo, ese señor de quien me habla, como pollo sin cabeza buscando algún asidero que lo salve del tsunami. Las moscas del sectario Marlaska de derrota judicial en derrota, vilipendiado por casi toda la gente a su mando, con su anterior prestigio tirado por la borda. Las de Yolanda la pichonera mimada y protegida por «el 1», abrasada en la hoguera errejona, a muerte con sus ex de Podemos. Las de la andaluza Montero enredada con los números sin conseguir los apoyos necesarios a pesar de indultos, amnistías y dádivas, sabiendo que de fracasar no solo peligra su posible liderazgo socialista sino incluso su vicepresidencia. Las de la desertora Ribera, talibán ecologista, incompetente, presunta delincuente por su nefasta actuación en la DANA, cuyo único rasgo de inteligencia ha sido el no abandonar el sillón azul hasta que no tuviera seguro el sillón europeo, ahora, por el apasionado interés de Cobarde Sánchez tendremos que soportarla como vicepresidenta en Europa al menos hasta que fuera imputada. Las del fiscal general investigado por el Supremo, con la Guardia Civil registrando su despacho y ordenadores. Y por último, los moscardones de doña Begoña, imputada por el juez Peinado, utilizando los medios del Estado para su defensa, su interés y su lucro, presionando a unos y otros con el apoyo de su marido para conseguir y financiar una cátedra 'falluta', y conseguir rescates millonarios. Toda esa legión de moscas, moscones y moscardones ya ha tomado posición, por eso el consejo de mantener boca cerrada es baladí porque en el interior del putrefacto sanchismo esos molestos insectos han crecido y ya empiezan a salir, dentro de nada en tropel, más gordas y relucientes.

Cobarde Sánchez y Catedrática Begoña deben aclarar lo que tengan que aclarar, decir por una vez la verdad, pedir disculpas y aceptar en su caso la condena. No sigan callando donde no deben y parloteando desaforadamente donde no sirve. Cuando se marchen, o los marchen, muchos de nosotros descansaremos, nos recuperaremos, y volveremos a encontrar la paz, la libertad, la tranquilidad, el bienestar, la solidaridad y el orgullo de ser españoles, que Cobarde Sánchez nos está intentando robar un día sí y otro también utilizando todos los medios que nuestro sistema democrático ha puesto a disposición de los buenos gobernantes para que los utilicen en beneficio de todos los españoles no en el suyo, en el de su mujer, sus allegados y sus amiguetes. La perversión en su utilización y la falta de legitimidad de algunos otros medios debe ser motivo de severa condena.