Borrar

¡No estoy de acuerdo!

La conjetura de Umberto Eco sobre internet se ha confirmado de la peor manera

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 27 de enero 2020, 09:49

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Es un fenómeno, el que quiero evocar aquí, de toda la vida, pero tal vez potenciado enormemente en estos tiempos por las redes sociales y el ruido en que se confunde, por ejemplo, la libertad de opinión (sagrada) y la igualdad de opinión. No es lo mismo tener algo que decir sobre un determinado asunto que tener que decir algo sobre esto y lo otro, aunque no tengamos realmente 'algo' que decir, como si fuésemos contertulios afectados por la incontinencia verbal.

Ya lo dijo Umberto Eco antes de guardar silencio para siempre, él que sí tenía algo que decir sobre muchas cosas, por eso echamos tanto de menos la voz de los sabios: internet -conjeturó el escritor italiano- ha traído grandes beneficios, pero también ha dado voz a una legión de idiotas. Y la conjetura se ha confirmado de la peor manera.

Sorprende el descaro con el que mucha gente afirma no estar de acuerdo con esto o con lo otro, tenga autoridad o no -mayormente, no- para ello. Veamos: uno puede opinar de cualquier cosa que tenga que ver con el gusto o con los gustos personales. Por ejemplo, yo puedo opinar que no me gusta este potaje porque está soso, y por tanto asegurar: «No estoy de acuerdo con el potaje demasiado bajo de sal». Sin embargo, a lo que no tengo derecho -ningún derecho- es a decirle al cocinero que no estoy de acuerdo en que el potaje de acelgas se haga con acelgas y garbanzos. Primero, porque la evidencia histórica nos dice que el potaje siempre se ha hecho así, y segundo, porque el que sabe de eso es el cocinero, no yo. En ese punto se acaban las opiniones libres para dejar paso al conocimiento especializado.

Otro ejemplo: yo puedo opinar que el Sol al atardecer no es bello porque ciega mis ojos y prefiero la ardiente oscuridad, en contra de la opinión de muchos, y mostrar mi desacuerdo con esa convención estética, pero a lo que no tengo derecho es a decirle a Galileo que la tierra es plana y que además no se mueve. Bueno, la Inquisición sí se lo dijo y el pobre tuvo que dar marcha atrás para no acabar en la hoguera, pero, según dice la tradición, en voz baja siempre lo sostuvo: «Eppur si muove» (sin embargo se mueve).

En realidad, yo mismo estoy en desacuerdo con todo. Ni siquiera estoy de acuerdo con este artículo que estoy escribiendo, de manera que punto final.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios