Entre abrazos
LA RAMPA ·
Con las elecciones cercanas, los 'trapos sucios' entre PSOE y Podemos ya no se lavan en casaHace casi dos siglos tuvo lugar en las campas de Guipúzcoa el famoso 'abrazo de Vergara' entre los generales Maroto (carlista) y Espartero (isabelino) con ... el que oficialmente se escenificó el fin de la primera guerra carlista. Pero solo 'oficialmente'. Por mucho que Maroto –lorquino de nacimiento– se creyera aquella paz («¡Soldados nunca humillados ni vencidos, depusieron sus temibles armas ante las aras de la patria; cual tributo de paz olvidaron sus rencores y el abrazo de fraternidad sublimó tan heroica acción... tan español proceder!», escribió) la realidad fue que hubo otras dos guerras carlistas más, cuyo ínterin estuvo embarrado por esporádicas rebeliones hasta que, en 1876, el propio rey Alfonso XII derrotó a las tropas de Carlos de Borbón y este fue desterrado. Así se puso fin a aquellas guerras dinásticas que tuvieron su origen en la derogación de la 'ley sálica' que prohibía a las mujeres heredar el trono.
Otra ley, la conocida por la del 'sí es sí' y sus mal calculadas consecuencias, viene a ser la penúltima grieta en el amplio equipo ministerial del Gobierno de España. Una fractura previsible desde otro famoso abrazo –el de Pablo Iglesias y Pedro Sánchez– dos días después de que este afirmase que no pactaría con Podemos porque «no podría dormir tranquilo». Tranquilo, o no, Sánchez lleva desde entonces más de tres años durmiendo en La Moncloa, si bien que 'perseguido' por el estigma que aún le supone aquel abrazo y, también, salpicado por desencuentros internos con los ministros de la coalición que surgió del 'abrazo de Madrid'. Y es que, si el de Vergara resultó fallido, el de Madrid olía a falso.
Con las elecciones en el horizonte cercano, los trapos sucios ya no se lavan en casa. Alejándose de Podemos, los socialistas han presentado una enmienda a la polémica ley emanada del Ministerio de Igualdad, la ministra portavoz se ha desmarcado del campanudo descalificativo que otra ministra, Ione Belarra, ha dedicado al presidente de Mercadona (1.654 supermercados y 96.000 empleos con salarios un 27% superiores a la media) llamándole «capitalista despiadado». Error estético.
Pero lo más estrambótico está siendo lo de la ley de Bienestar Animal, cuya parte racista incorporada por el PSOE –la que excluye a los perros de caza– ha salido adelante entre las justificadas protestas de la propia Belarra, jefa de Podemos, cuyo voto, sin embargo, evitó que la ley fuese rechazada.
Abrazos.
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