Miguel Pérez Vidal: «Salir heridos de grandes problemas nos anima a rectificar»
«Parece que tengan que pasar episodios muy alarmantes para darnos cuenta de nuestras equivocaciones», señala el profesor de Historia jubilado y apasionado de la naturaleza
G. S. FORTE
MURCIA
Martes, 5 de mayo 2020, 21:24
Como las grandes civilizaciones que necesitan la ribera de un río en la que prosperar, Miguel Pérez (Lorquí, 1954) ha precisado de su propio ... río, el Segura, para desarrollar su historia vital. «Siempre he vivido cerca del río», afirma este apasionado de la naturaleza y la arqueología que nunca ha dejado de mirar al Segura, «ni cuando era concejal», recuerda.
–¿Cómo están los bosques de ribera del Segura tras mes y medio sin presencia humana?
–El bosque de ribera es autosuficiente para regular, filtrar y conservar la cobertura vegetal y la fauna. Otra cosa son los segmentos del río, que necesitan actualmente la presencia humana para la repoblación y mantenimiento que se está llevando a cabo en muchos puntos de la ribera del río Segura, claro.
«Las formaciones vegetales de ribera están aflorando y sustituyendo a las invasoras cañas»
–¿Qué lecciones podemos extraer de estos cambios que se han producido en estos hábitats por la desaparición de las personas en este tiempo?
–La primera lección sería la dejadez y la desidia al olvidarnos durante tantos años de que los ríos son la principal fuente de vida y la cuna de las principales civilizaciones. La segunda, el excesivo pago que hacemos contaminando el agua, la fauna y la flora. Y la tercera, que tengan que pasar episodios muy alarmantes y sentirlos muy directamente para darnos cuenta de nuestras equivocaciones, y entonces surgen las lamentaciones y los atisbos de solidaridad con la causa.
–¿Cree que vamos a salir más concienciados con la necesidad de cuidar nuestra naturaleza tras esta crisis de la Covid-19?
–Desde luego. Existe una relación estrecha cuando salimos heridos de grandes problemas y nuestra conciencia responde generosa y solidariamente. Nos anima a pensar de otra manera y a rectificar en nuestros errores.
–¿Cómo ha cambiado la ribera del Segura que usted tan bien conoce a lo largo de las décadas que lleva observándola?
–Ha mejorado en la mayor parte de los casos (sin olvidar los abandonos). Sobre todo en las zonas altas de Cieza y Calasparra. La concienciación de que la caña es una especie invasora de origen asiático y que se introdujo por necesidades económicas, y el protagonismo que está teniendo en la actualidad la Confederación Hidrográfica del Segura (donde está Eduardo Lafuente) y la Asociación de Naturalistas del Sureste (en la que está Jorge Sánchez), junto a ayuntamientos y voluntariado, está haciendo que se eliminen esas cañas y que se repueble con gran cantidad y diversidad de árboles, arbustos y otros cultivos herbáceos de ribera, a la vez que se dota de riego y mantenimiento. Actualmente se está trabajando en diversos proyectos en Molina, Alguazas, Molina, Ceutí y Lorqui con el objetivo de conseguir un bosque de ribera y de galería.
«Al río no hay que abandonarlo, hay que mantenerlo siempre vivo, que se vea y que se oiga»
–Y la gente que vive en este entorno, ¿ha cambiado en este tiempo y ahora es más o menos sensible al cuidado del medio ambiente?
–La población de Lorquí es de las que más conviven con el río por su proximidad. Es la que más observa las cañas y cañas y muy pocos árboles en más de cinco kilómetros de ribera de río. Pero desde hace algo más de un año ha empezado a cambiar todo. Al mejorar las opiniones y al implicarse en la causa se observa que las cañas están desapareciendo, junto con las basuras y los escombros; al tiempo que las formaciones vegetales de ribera afloran y están sustituyendo a las invasoras cañas y carrizos.
–Usted ha sido profesor de Historia. ¿Qué importancia han tenido los ríos para el devenir humano?
–El agua ha sido, y es, determinante para el ser humano a lo largo de la historia. Las grandes civilizaciones nacieron siempre al lado de un gran río: Egipto (Nilo), China (Amarillo), Mesopotamia (Tigris y Éufrates), India (Ganges),... Incluso los primeros asentamientos ibéricos en Ceutí y Lorquí se situaron a orillas del Segura. El río es una corriente continua de agua, por eso nunca hay que abandonarlo, ni darle la espalda; hay que mantenerlo siempre vivo, que se vea y que se oiga.
–¿Somos conscientes de esa importancia de los ríos a día de hoy?
–Yo creo que no, aunque hemos mejorado mucho la depuración y el mantenimiento. Tengamos en cuenta que el agua de ríos y manantiales es un bien escaso que necesitamos para nuestra supervivencia. Pero las grandes sequías y la mala gestión lo están haciendo cada día más peligroso y puede desencadenar problemas que se nos escapan de las manos y que lleguen a conflictos armados de escala impensable.
–¿A qué paisaje regional le gustará volver cuando acabe completamente el actual confinamiento?
–Me gustaría volver a visitar muchas zonas que hace tiempo que no he visto para tomar nota de la evolución y la variedad de formaciones vegetales y el tránsito de animales. El paisaje de costa ha cambiado mucho (ANSE se ha hecho con unos terrenos cerca de la costa para cuidarlos y potenciarlos como marca la madre naturaleza) y la zona alta del río Segura es una preciosidad.
–¿Qué prácticas de cuidado medioambiental ha desarrollado?
–Mi profesión ha sido la enseñanza, pero siempre he vivido cerca del río. Incluso siendo concejal del Ayuntamiento se construyó un gran parque con salida directa al río. La arqueología es otra de mis pasiones. Descubrí el primer asentamiento ibérico y una tumba de los siglos IV-VI antes de Cristo. He participado en todas las excavaciones y prospecciones que se han hecho en Lorquí dirigidas por el Seminario de Arqueología de la Universidad de Murcia, lo que ha favorecido que se hayan protegido muchas zonas del pueblo por su interés arqueológico y medioambiental.
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