Juan de Dios Morenilla: «A pesar de todo estoy esperanzado con la concienciación y los avances»
«Miles de personas se movilizaron con el 'Murcia no se vende' por lo que veían venir, como ha ocurrido con el Mar Menor», afirma el empresario y ornitólogo
G. S. FORTE
MURCIA.
Martes, 7 de enero 2020, 21:29
Regentar un negocio de electrodomésticos le ha dado a Juan de Dios Morenilla Carrascal (Caravaca, 1959) la libertad necesaria como para dedicar gran parte ... de su tiempo a la naturaleza. «La empresa me ha permitido ser independiente económicamente para no verme instrumentalizado por nadie». Nadie le impide a Juan de Dios decir lo que quiere decir, ni nadie parece que le impida tampoco ponerse manos a la obra en lo que se proponga acometer: desde anillar aves contra viento y marea (es uno de los anilladores científicos de aves más antiguos de España), a conseguir recuperar la presencia del buitre en la Región de Murcia tras años oficialmente extinguido. Las siguientes son las respuestas de un nombre de referencia en el conservacionismo del Noroeste que lleva su «compromiso ambiental» a todas las facetas de la vida.
-Usted lleva desde los años 70 con iniciativas de conservación del medio ambiente. ¿Cómo ha cambiado la sociedad murciana en estos temas desde entonces?
-En positivo, aunque con pasos cortos y por tiempos. Recuerdo cuando surgió en los años de la burbuja inmobiliaria el movimiento 'Murcia no se vende': miles de murcianos se movilizaron contra lo que se veía venir. Y estalló la burbuja. Como ahora ha sucedido con el colapso del Mar Menor y las manifestaciones pidiendo un cambio de modelo agrícola y urbanístico en el entorno de la laguna.
-¿Cómo es la salud del medio ambiente regional?
-El Mar Menor está en la UVI, buena parte del suelo agrícola y los ecotonos aledaños están afectados por fertilizantes químicos, herbicidas y plaguicidas, que a su vez envenenan por infiltración las aguas subterráneas. Hay algunos acuíferos sobreexplotados por la agroindustria intensiva en perjuicio del regadío tradicional. En la geografía regional existen desmontes de decenas de miles de hectáreas para transformarlos en cultivos ilegales. Tenemos procesos de desertificación, hay un despoblamiento rural galopante y algunas de nuestras ciudades viven episodios de polución atmosférica y ozono troposférico muy por encima de los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Los ecosistemas de montaña son los únicos que se salvan del diagnóstico de afección generalizada.
-¿Qué necesitamos para tomarnos todo esto en serio?
-Daríamos un paso de gigante respetando las leyes y normativas de protección ambiental y ordenación territorial.
-¿Hay esperanzas?
-Siempre he sido optimista. Hace 15 años me hicieron la misma pregunta para otra entrevista, vaticiné unos 80 años -eso son 65 hoy- para percibir graves alteraciones climáticas, pero me equivoqué. La concatenación de procesos está acelerando la pérdida de biodiversidad con el cambio climático catalizado por la actividad antrópica y otros factores. Son hechos demostrados científicamente. Lo peor es que lo vamos a vivir varias décadas antes. La naturaleza seguirá su curso, su evolución, a la que tendremos que adaptarnos. Sin embargo, hay que ser positivos, estoy esperanzado con la concienciación y los avances de la humanidad. Especies extinguidas en la Región de Murcia como los buitres, el cernícalo primilla y la nutria fueron recuperadas en el Noroeste por la asociación Caralluma con unas pocas medidas de protección y escaso presupuesto. ¿Por qué no conservar el planeta? Eso sí, con permiso de las grandes corporaciones, que son quienes ponen y quitan consejeros, ministros y presidentes en los gobiernos del mundo. Lo tenemos difícil pero saldremos adelante ante un clima y naturaleza que se comportarán como una montaña rusa.
-¿Quién le inoculó la lucha por la biodiversidad?
-Me crié en una casa antigua con huertos, entre albaricoqueros, cáñamo, panizo, pájaros y gatos. Mi afición empezó en la niñez, en la adolescencia, y el revulsivo definitivo fue el gran comunicador Félix Rodríguez de la Fuente.
-¿Se considera un profesional de los electrodomésticos que dedica su tiempo libre a la naturaleza, o es un medioambientalista que se dedica a los electrodomésticos como medio para vivir y seguir dedicándose a la naturaleza?
-Lo primero, pues viene de tradición familiar. La empresa me ha permitido ser independiente económicamente para no verme instrumentalizado por nadie. Por supuesto, sin el apoyo de mis padres y la comprensión de mi hermano Chano no hubiera podido compaginar mi afición con el trabajo.
-Más allá de sus iniciativas en distintos colectivos conservacionistas, como la asociación Caralluma que ha citado, y de la que es uno de sus creadores, ¿qué actuaciones lleva a cabo en su día a día en pro del medio ambiente?
-En casa instalé 24 placas solares fotovoltaicas para autoabastecerme. Es una vivienda con dobles ventanas y cubiertas con técnicas bioclimáticas, con tres circuitos separados para la recogida de aguas grises, negras y pluviales, que utilizo para regar los árboles que planto en el monte bajo mi casa. Recupero mobiliario para darle nuevo uso, compro todo lo posible en tiendas de proximidad, intentando no sucumbir a modas consumistas con las que nos bombardean, hago a diario pequeños gestos de concienciación que ya son cotidianos. ¿Sabes que usar una sola vez el ascensor consume ocho veces más que el alumbrado básico de todo el día de una vivienda? Además, utilizar las escaleras es saludable para nuestro organismo. El compromiso ambiental también está presente en el negocio familiar: reparamos electrodomésticos para darles una segunda vida; integramos en la cadena del reciclaje en origen aparatos irreparables, tubos fluorescentes, pilas y cartones; instalamos energía fotovoltaica y minieólica, e incluso recogemos a los clientes unos 2.000 kilos anuales de tapones de plástico que destinamos a causas humanitarias.
-¿Qué rincón de la Región destaca por sus valores naturales? ¿Qué tiene ese lugar que lo hace especial?
-El río Quípar, vivo a orillas de él. Es un espacio natural que ha sido dañado durante años por talas e incendios del bosque ribereño. Fue contaminado por aguas residuales urbanas y su curso fue alterado por obras hidráulicas. Sin embargo, su naturaleza es tan agradecida que, a pesar de ello, florece tras las agresiones, como la venerada flor de loto del budismo.
«La apertura de causas judiciales ha vuelto sensibles a los poderes públicos»
A la mejora que Juan de Dios Morenilla percibe en la conciencia medioambiental de la sociedad murciana durante las últimas décadas, ¿le acompaña también una mayor sensibilidad en los poderes públicos? «Sí, claro», responde en clave irónica, «tras iniciar la Fiscalía y algunos jueces causas contra cargos políticos y administrativos por presuntos delitos medioambientales y de corrupción por especulación del suelo y del agua».
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